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SMART
CITIES AND THEIR IMPORTANCE IN FRONT OF COVID-19
Lagos, Gladys. *, Benavides, Luis. **, & Marín, Dennis. **
*Universidad de Guayaquil – Universidad Agraria del Ecuador
**Universidad de Guayaquil
***Universidad de Guayaquil
Autor corresponsal: gladys.lagosre@ug.edu.ec
Manuscrito
recibido el 18 de octubre de 2021.
Aceptado para
publicación, tras proceso de revisión, el 02 de diciembre de 2021.
Resumen
Una ciudad inteligente o Smart City se constituye como la gran obra maestra del ser humano, una expresión interconectada que aplica las nuevas tecnologías para crear soluciones que permitan el funcionamiento inteligente de las áreas estratégicas del país que confluya en una mejor calidad de vida. La crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 ha demostrado que se requiere acelerar el desarrollo de las ciudades inteligentes en todo el mundo, por lo que este tipo de urbes presentan un modelo urbanístico, basado en el cuidado de la salud, la generación de espacios verdes, la ecotecnología, movilidad integrada, energías amigables lo que permite la transparencia en los procesos que se aparten de los actos de corrupción en las bases gubernamentales. La presente investigación tiene como objetivo, analizar la importancia de las ciudades inteligentes en tiempos de COVID-19. Se Se realizó un estudio no experimental descriptivo mediante la caracterización a través del análisis de informes expertos, organizaciones, gobiernos internacionales sobre la importancia de las Smart Cities. Como conclusión se encontró que se requiere la generación de políticas de estado permanentes que permitan el desarrollo e implantación de las ciudades inteligentes como fuente de reactivación económica, el crecimiento y desarrollo sostenible a favor de la ciudad, el país y el mundo en tiempos de COVID-19.
Palabras clave: Ciudad inteligente, Tecnología, Desarrollo, Innovación, crecimiento.
Abstract
An intelligent city or Smart City is the great
masterpiece of the human being, an interconnected expression that applies new
technologies to create solutions that allow the intelligent operation of the
strategic areas of the country that converge in a better quality of life. The health crisis caused by the COVID-19
pandemic has shown that it is necessary to accelerate the development of smart
cities around the world, so this type of cities present an urban model, based
on health care, the generation of green spaces, ecotechnology, integrated
mobility, friendly energy which allows transparency in the processes away from
acts of corruption in the governmental bases. The objective of this research is
to analyze the importance of smart cities in times of COVID-19. It started with
a characterization through the analysis of expert reports, organizations,
international governments on the importance of Smart Cities. As a conclusion,
it was found that the generation of permanent state policies is required to
enable the development and implementation of smart cities as a source of
economic revival, growth and sustainable development for the city, the country
and the world in times of COVID-19.
Key words: Smart City, Technology, Development, Innovation, Growth.
La ciudad es la expresión directa de la sociedad nace como la máxima obra del ser humano y en conjunto las ciudades son escenarios esenciales de la acción movilizadora de la humanidad, se convierte en ese espacio urbano donde convergen la innovación, el desarrollo, la creatividad y sobre todo las tecnologías e iniciativas innovadoras. La urbanización es una característica de la civilización contemporánea y el proceso del desarrollo urbano a través del cual van a surgir por varios factores, entre los cuales se encuentran la globalización y el progreso tecnológico. Existen factores de transformación de las ciudades, como la economía basada en el conocimiento, la tecnología digital, el enfoque ecológico o las ciudades inteligentes (Sikora, 2017). Desde la creación de los primeros núcleos urbanos en Mesopotamia, el común denominador para el asentamiento definitivo de las poblaciones fue el acceso a los recursos hídricos como ríos y mares.
Las ciudades fueron evolucionando gracias al sedentarismo y a las actividades comerciales que fueron dando origen a los mercados y al intercambio. Se observa la estructura física de las ciudades más antiguas, de mucho antes de la revolución industrial, sus funciones eran proporcionar refugio y protección, e intensificar el uso de la tierra. Los habitantes, a veces ayudados por animales, se movilizaban y realizaban transacciones sociales y económicas en persona y suministraban la inteligencia necesaria para hacer funcionar la ciudad como un sistema, luego, con la industrialización, las ciudades empezaron a adquirir también accesorios artificiales cada vez más dependientes de sus funciones.
Aparecen las redes de suministro de agua y de eliminación de residuos líquidos, redes de suministro de energía, redes de transporte y redes de calefacción y aire acondicionado en los edificios entre otras, lo cual significaba estar continuamente conectado a estas redes y depender de ellas para sobrevivir. En la segunda mitad del siglo XIX, empezó con la construcción de los sistemas de comunicación del telégrafo, el teléfono y la radio, luego surge la introducción de las telecomunicaciones digitales al final de la década, para llegar a la conectividad mediante internet y las redes de telefonía móvil.
Sin embargo, es evidente que, en los últimos años, las ciudades se han desbordado en población, lo que llena de preocupación, tanto en las esferas económicas y políticas, son territorios de problemas, pero también de oportunidades y soluciones y es que los avances tecnológicos han dado paso a una mayor comprensión de los temas y al control de todo tipo de operaciones y procesos. De allí que se entiende entonces que las ciudades inteligentes nacieron para dar respuesta a unas necesidades apremiantes y distintas de la era moderna (Dirks y Keeling, 2009). A lo largo de los años, ha habido características propias de las ciudades que las hacen más atractivas por su gran oferta y porque propician mejores estilos de vida. Así, el mundo ha visto pasar de modelos de ciudades extensas y suburbios a ciudades sostenibles, y ahora inteligentes.
Haciendo un recorrido por las diferentes estructuras físicas de las ciudades, siempre se notó el deseo de los ciudadanos por mejorar su calidad de vida y es en ese momento que surge la tecnología y empieza su inclusión como eje trasversal en todas las áreas del conocimiento y más tarde en el siglo XXI, se crea la nueva inteligencia de las ciudades, donde hay que combinar el software con las redes de telecomunicaciones digitales, el internet de las cosas, llegando a una verdadera transformación digital. Las ciudades son espacios de gran participación y cambio que influyen a nivel regional e incluso mundial. Finalmente, en el ámbito tecnológico ha sido más fácil percibir esta transformación porque los cambios son más tangibles y visibles, el poder se ha reorganizado de forma que los territorios fomentan la participación y eso, a su vez, brinda mayor legitimidad a los gobernantes para la toma de decisiones. La idea de una ciudad inteligente, que mejore la calidad de vida con seguridad, eficiencia junto con el cuidado del ambiente, se vuelve el objetivo en el desarrollo urbano.
La crisis sanitaria provocada por la pandemia de COVID-19 ha demostrado que es necesario acelerar el desarrollo de las ciudades inteligentes en todo el mundo, por lo que este tipo de urbes podrían ser aliadas para luchar contra la pandemia, ya que su nuevo modelo urbanístico, que tiene como base el cuidado de la salud de población a través de la generación de espacios verdes. Se apuesta por la conectividad tecnológica, movilidad integrada, desarrollo de energías amigables y también permiten una verdadera economía limpia y transparente que se aparte de los actos de corrupción en las bases gubernamentales y en todo estamento Publio y privado es lo que permitirá enrumbar la sociedad a una mejor calidad de vida. (Espinosa, 2020).
Las ciudades inteligentes son las que tienen las bases para salir delante de los nuevos retos derivados de la COVID-19 y también los nuevos retos que estar por venir. Por lo cual se requiere su implantación como un nuevo modelo que sea amigable con el cuidado de la salud, el emprendimiento y la reactivación económica, que son necesarias en el marco de esta contingencia. Una ciudad a modo general solo con espacios cerrados de distracción como son los teatros, cines, cafés, que al momento presentan riesgos de contagio masivo; en cambio, las ciudades inteligentes son aquellas que se preocupan por crear espacios de esparcimientos abiertos como parques, ciclovías donde se pueden desarrollar actividades sin riesgos altos de contagio.
Este cambio no se consigue con solo parpadear y tener buenos deseos esto implica cambios en todos los estándares y el cambio de paradigma es urgente. Se empieza desde la creación de espacio de ciclovías, espacios verdes, transparencia en las gestiones públicas, regeneración urbana, implementación de conectividad en todos los sectores y sobre todo la alfabetización digital. Estaría hablando de una economía de conocimientos resiliente, capaz de adaptarse a los cambios donde la ciudadanía es atendida de forma inteligente, que implemente la tecnología, big data, se trata de un verdadero ecosistema digital que se logre integrar al modelo de las ciudades inteligentes las mejoras regulatorias, que agiliten procesos y permitan realizarlos desde cualquier localidad de modo virtual sin necesidad de movilizarse, las cuales en tiempos de COVID-19 ayudarían a la reactivación económica de los países.
La presente investigación tiene como objetivo, analizar la importancia
de las ciudades inteligentes en tiempos de COVID-19. Se realizó un estudio no
experimental descriptivo mediante la revisión bibliográfica exhaustiva tomando
en cuenta las palabras claves relacionadas al estudio lo que ha servido de
referente para la recopilación de información relacionada a la problemática de
estudio, como gestor de búsqueda se ha trabajado con Google Académico.
Para desarrollar el estudio se
partió de la caracterización de las ciudades inteligentes y la tecnología en
cuanto al COVID-19 así como las repuestas de los gobiernos ante este panorama. La caracterización fue
hecha a través del análisis de informes aportados por instituciones,
organizaciones congresos y charlas de expertos internacionales. Se
adoptaron como requisitos
para la selección
de los informes objeto de análisis: a) publicados en
los últimos 10 años, con prioridad
a la última
edición cuando se
trata de informes
periódicos; b) elaborados
por organizaciones o
instituciones internacionales mediante
métodos científicos y con la
participación de grupos
de expertos en
la temática; c)
constituyen resultados de
un estudio que abarca las problemáticas a escala global
o de un representativo grupo de países o regiones; d) son informes
publicados en español
o inglés de
acceso abierto y
se encuentran disponibles en
sitios oficiales de sus respectivas organizaciones. Fueron analizados artículos
científicos ensayos e informes de las siguientes instituciones: Organización de las Naciones Unidas (ONU),
Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(UNESCO), Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Programa
de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Además, fueron analizados
informes independientes que reunían los requisitos adoptados. Posteriormente
fueron identificados puntos clave partir de un análisis cruzado de
problemáticas de las ciudades inteligentes y la tecnología en cuanto al COVID-19
así como las repuestas de los gobiernos. El listado resultante fue objeto de
una reducción semántica que permitió identificar los puntos fundamentales:
Generación de desarrollo sostenible, reactivación económica, movilidad,
reducción de la brecha digital de acceso, uso y enfoque; desarrollo de una
ciudadanía inteligente que propicie la sostenibilidad; la infraestructura
tecnología en todos los sectores, humanización de las relaciones con las tecnologías;
y generación una cultura en relación con un ecosistema digital.
Existen diferentes conceptos y modelos de tecnología digital para
ciudades, como Ciudades Digitales (Digital Cities), Ciudades Inteligentes
(Intelligent Cities), y Ciudades Inteligentes Sostenibles (Smart Cities), que
se incorporan de acuerdo con el grado y la naturaleza de la capacidad de la
tecnología en la ciudad. Es así como las Ciudades Digitales integran la
tecnología digital en los sistemas básicos de infraestructura de la ciudad,
mientras que las Ciudades Inteligentes se basan en la infraestructura de Ciudad
Digital para construir edificios inteligentes, sistemas de transporte,
escuelas, espacios y servicios públicos, integrados en sistemas urbanos
inteligentes. Las Ciudades Inteligentes Sostenibles despliegan sistemas urbanos
inteligentes que sirven para el desarrollo socioeconómico y ecológico, para
mejorar la calidad de vida de sus habitantes y para abordar los orígenes de la
inestabilidad social en las ciudades. El modelo más evolucionado es el de
Ciudad Inteligente Sostenible (Esteves, 2016).
El concepto de ciudad inteligente ha sido promovido desde finales del
siglo XX por empresas tecnológicas, administraciones públicas y las
universidades, quienes a través de la inclusión de la tecnología buscan mejorar
el ambiente urbano. La transformación urbana permite mejorar los servicios y
reducir el gasto energético logrando el compromiso de los ciudadanos de
utilizar las tecnologías lo que lleva al tema de la alfabetización digital, ya
que de nada vale contar con un ecosistema tecnológico completo si hay
ciudadanos que desconocen el manejo de las plataformas tecnologías y más aún,
ni siquiera tiene acceso a un computador o laptop o Tablet o celular
inteligente y obviamente no tienen internet. Allí surge la problemática de que
hacen estas personas que no saben nada de tecnología o no la tienen en sus
manos, cómo pueden disfrutar de los servicios urbanos, movilidad, atención
sanitaria, educación, seguridad, sencillamente ellos no podrán palpar los beneficios
de estas llamadas ciudades inteligentes. La definición de ciudades inteligentes
aparece a partir del crecimiento de la población en las últimas décadas y el
surgimiento de nuevos problemas a nivel mundial con incidencia local, entre
ellos están el tránsito y los problemas ambientales, y con más empuje a raíz de
la revolución digital. El concepto de
ciudad inteligente hace su aparición el libro The Technopolis Phenomenon: Smart
cities, fast systems, global networks (Gibson et al., 1992).
Cuando se hablaba de ciudades inteligentes se hacía referencia a la
utilización de tecnología de la información en la planificación del desarrollo
de la ciudad, como se puede apreciar en el libro de Ishida e Isbister (2000)
donde se amplía la forma de diseñar un entorno virtual para compartir
(Komninos, 2015). Luego aparecen publicaciones referentes a la gestión de la
ciudad (Van der Meer, Van Winden, 2003), el empleo de asesoría con especialista
en el área (Murray et al., 2011) así
como la necesidad de generar y absorber la innovación tecnología presente en el
medio (Florida, 2005).
De acuerdo con la revisión bibliográfica realizada en la presente
investigación se encuentra una gran diversidad de definiciones para la
terminología de ciudad inteligente. Es decir que la definición dependerá de la
percepción con la que se realice (Sáenz, 2011).
De allí que las ciudades inteligentes según la óptica empresarial
incluirán detalles importantes a la hora de armar una definición clara basadas
en el uso de tecnología avanzada para cambiar la calidad de vida de los
ciudadanos en áreas estratégicas. Tal es el caso de las empresas como IBM para
quienes la ciudad inteligente es catalogada como un complejo sistema de
sistemas interconectados Transporte, Sanidad, Educación, Seguridad, Energía
(Sáenz, 2011). Así mismo para BBVA, Una ciudad inteligente es un lugar en que
los ciudadanos, las ad- ministraciones y las empresas usan y comparten la
información de manera inteligente con el fin de tomar las mejores decisiones
que lleven a una mejora de la calidad de vida urbana (Achaerandio, 2011).
Sin embargo, al revisar las definiciones de ciudad inteligente para la
academia, se encontraron importantes hallazgos como la definición de Ares y Cid
(2012), luego se considera a la ciudad inteligente es aquella en la que las
inversiones en capital humano, social y comunicación digital, impulsan el
desarrollo económico sostenible y una alta calidad de vida mediante el cuidado
del medio ambiente. Es así como las definiciones para ciudad inteligente van a
variar de pendiendo del sector que lo analice y de los intereses involucrados,
las empresas hacen hincapié en las bondades que representa el uso de la
tecnología para el ambiente urbano mientras que la academia resalta la
capacidad de la hacer uso de la infraestructura tecnológica y las redes
científicas para innovar y mejorar la calidad de vida de las personas.
La Organización de Naciones Unidas (ONU) afirma también que a 2050, 68%
(2.5 billones) de la población mundial será urbana, es decir, vivirá en las
ciudades (Rodríguez, 2019: 4). De esta forma, las ciudades seguirán siendo
relevantes porque deberán satisfacer una demanda cada vez mayor generada por
una presión por los recursos, junto con el crecimiento demográfico, los cambios
ambientales y el estado no siempre satisfactorio de las políticas públicas, la
congestión urbana se mantiene como una tendencia preocupante, que
históricamente se han caracterizado por implementar servicios verticales para
actuar ante las demandas de los ciudadanos. Las justas preocupaciones sociales,
económicas y ambientales se conectan fuertemente con la necesidad de un mayor y
más efectivo uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y
con su capacidad para proporcionar soluciones horizontales, endógenas y
eco-amigables para las ciudades.
Asegura también la ONU que, a pesar de que las ciudades ocupan solo el
3% de la tierra, producen el 80% del producto interno bruto mundial. A su vez,
“representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las
emisiones de carbono” (Organización de Naciones Unidas, 2015). Se tienen entonces que, de acuerdo con estos
datos, la población urbana mundial se incrementará de unos 3920 millones en
2015 a 6250 en 2050, por lo cual las sociedades buscan encontrar soluciones que
permitan afrontar el incremento poblacional, (Alderete,2019). La implementación de las nuevas tecnologías
de la información y de la comunicación (TIC) van a permitir caminar hacia
ciudades inteligentes basado en la conjunción de innovaciones tecnológicas en
todas las áreas del conocimiento.
Las ciudades han adquirido tanta preponderancia que el objetivo #11 de
los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) pactados en la Conferencia de
Río+20 en 2012 se refiere a las “ciudades y comunidades sostenibles”. El ODS 11
es lograr a 2030 que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos,
seguros, resilientes y sostenibles, pues, aunque su desarrollo ha traído
progreso a la gran mayoría de personas, todavía hay mucha pobreza e inequidad.
El crecimiento poblacional en cuanto a las grandes ciudades lleva al análisis y
a retomar la mirada a las ciudades intermedias entre las grandes y las pequeñas
todo esto toma mayor interés sobre todo con lo que sucede en el mundo a causa
de la pandemia generada por el COVID-19, de ahí que ahora más que nunca las
ciudades deben replantear su modelo de desarrollo y crecimiento, pues si bien
son el centro de atracción para el virus también son el lugar de sus
soluciones. Los cambios que se desprenden de esta pandemia se basarán en
soluciones donde los modos de vida sostenibles, el ser humano entendido como
agente excepcional de la sociedad responsable del cuidado del medio ambiente y
obligado a precautelar la vida en el planeta.
Se deberá entonces tomar en cuenta que si bien las ventajas de las grandes
urbes son indudables; gran densidad poblacional, demanda de trabajo importante,
oferta cultural innegable, entre otras, el hecho de un crecimiento acelerado y
en ocasiones sin planificar, ha provocado que las ciudades se conviertan en
focos de polución, congestión y pobreza. De ahí que el control y satisfacción
de necesidades es mucho más eficiente en las ciudades medianamente pobladas
cuya oferta similar de bienes y servicios, brinden mejor calidad de vida a sus
ciudadanos.
La globalización, en la era moderna, ha dado lugar a transformaciones y
avances en todo tipo de materias. Al hablar de ciudades sostenibles e
inteligentes se abre un espacio al manejo de los recursos naturales de forma
eficiente y donde la tecnología juega un papel importante en su desarrollo se
trata de lograr la estabilidad y garantizar recursos a futuro. Si antes los
gobiernos concentraban sus esfuerzos en lograr un mayor desarrollo económico,
hoy el camino es el desarrollo sostenible, en el cual las tres dimensiones;
económica, social y ambiental, interactúan para garantizar recursos a mediano y
largo plazo de forma que las generaciones futuras cuenten también con recursos
suficientes y de calidad. En este sentido, las ciudades se vuelven espacios
para el desarrollo sostenible de los ciudadanos dentro de las competencias
democráticas, cubriendo a la globalización como un ente del cambio de una
sociedad más compleja, plural y diversa en el contexto de gobernanza urbana
(Romero, 2018).
Cuando se refiere a una ciudad inteligente se enfoca a las
características propias de esa ciudad. Siendo de suma importancia en la gestión
y administración de las ciudades tanto el capital social, el conocimiento y las
tecnologías avanzadas entre otros (Sikora, 2017). La ciudad con tecnología
avanzada tiene fuertes desafíos por cumplir en relación a ser y parecer
ciudades inteligentes o conocidas como Smart. Las autoridades locales tienen en
sus manos aceptar estos desafíos y deben responder a las expectativas de llevar
a su ciudad hacia la cima del desarrollo sostenible en función de estándares
que garanticen un cambio en condiciones de vida de los ciudadanos (Sikora,
2017).
Una ciudad inteligente implica que estará disponible las 24 horas del
día los 365 días, Las ciudades de hoy son igualmente activas y dinámicas tanto
en el día como en la noche. Aunque esta característica no se evidencia en todo
el mundo, cada vez son más las ciudades cuya economía nocturna adquiere mayor
importancia. En cada ciudad se marca sus costumbres sus aspiraciones su
economía basada específicamente en sus ciudadanos y su bienestar. Lograr
entender la razón de ser de cada ciudad es la primera tarea para implementar
cualquier estrategia y hacerla duradera. Sin embrago se debe considerar las
diferencias en cada hemisferio por así decirlo cuando se refiere a países de
América Latina, se encuentra con realidades muy duras que se vuelven
impedimentos como la violencia, desigualdad social, brecha digital, problemas
económicos, desempleo que van a constituir fuertes impedimentos para que el
caudal de las ciudades inteligente cubra los parajes de estos lugares (Seijas,
2018).
Todo este cambio vendrá de la mano del nivel cultural de los ciudadanos,
ya que una ciudad despierta las 24 horas traerá situaciones que en los actuales momentos de restricciones
y freno en la economía de las naciones está causando estragos en su desarrollo,
por lo que varias ciudades alrededor del mundo están adoptando estrategias para
aumentar la intensidad de las actividades nocturnas ahora que reactivan sus
economías durante la pandemia del COVID-19, generando así distintos turnos de
trabajo que soportan el distanciamiento social y los principios de no
aglomeración para reducir los contagios. Es el caso de médicos, sector de
limpieza y aseo de calles, así como de transportación con una actividad de
turnos rotativos que pueden ir en distintos horarios en periodos comprendidos
entre el atardecer y el amanecer.
Con la emergencia generada por el COVID-19, se ha palpado cómo las
profesiones que trabajan en la primera línea lo hacen las 24 horas del día sin
darle tregua a la enfermedad. La noche es, entonces, una excelente opción que
favorece el distanciamiento social y que puede reducir costos, así como
permitir a muchos negocios la oportunidad para renacer y salir a flote en medio
de esta crisis mundial. Se requiere entonces un profundo cambio de paradigma
que se rija sobre la importancia que tienen los alcaldes en la toma de
decisiones a la hora de enfrentar los problemas locales y una de estas medidas
bien podría ser que la actividad nocturna logre consolidarse con una mayor
participación dentro de la economía local y nacional de las naciones.
Cuando se habla de una ciudad disponible siempre se tienen en mente que
este modelo permitirá un crecimiento exponencial en relación con el aumento de
turismo y empleo, lo cual genera una fuente de ingresos adicionales, además de
ayudar a revitalizar el espacio público y diversificar la oferta de
servicios. En esta investigación
realizada se ha encontrado datos interesantes sobre varios lugares del mundo
que nunca duermen como es el caso de Reino Unido, por ejemplo, se estima que la
noche da empleo a 1.3 millones de personas en actividades que involucran
servicios de todo tipo que incluyen bibliotecas, gimnasios y farmacias, entre
otros. Por otro lado, en Nueva York, la economía nocturna en 2019 generó
ingresos por USD $35,1 billones y cerca de USD $700 millones por concepto de
impuestos locales (Masud, 2019).
A nivel de infraestructura tecnología se requiere de hardware
especializado incluyendo los sistemas de transporte y alumbrado público.
Adicionalmente, están las normas y regulaciones (software) para que los
servicios funcionen de manera adecuada. Además de tomar en cuenta la atención
al público por lo que entrará a la inteligencia artificial y la robótica en
este proceso. Sin embargo, siempre será necesaria la presencia del ser humano
para planificar, gestionar y controlar todos los procesos emergentes en estas
actividades de forma regular y organizada, para garantizar la seguridad y
coordinar dichos actores en pro de la calidad de vida de los ciudadanos.
En este sentido, es extraordinario las alianzas estrategias entre los
sectores públicos y privados ya que a través de este manejo de alta tecnología en ambas partes permitirán un
verdadero empoderamiento de las masas a través de la creación y fortalecimiento
de los canales de comunicación los
cuales deberán ser claros y fluidos, de allí surgen las App que se desarrollan
a cada paso y que con el respaldo y asesoramiento de las universidades se puede
lograr esa conjunción perfecta que permita conocer en tiempo real el
comportamiento de la ciudad, los puntos neurálgicos y las necesidades de los
ciudadanos. La información actualizada y efectiva es precisamente una de las
cualidades alcanzadas con las ciudades inteligentes y es precisamente esta
característica la que buscan muchos gobiernos al apostar por esta innovación.
Aun ahora que la humanidad está sufriendo los embates del COVID-19 se
siente la importancia de una ciudad inteligente, de un gobierno activo y
eficiente que favorezca el desarrollo impulsado por la sociedad y los
emprendedores; permitiendo un mejor funcionamiento del sistema. También
ofreciendo espacios de formación para atender las necesidades del mercado
laboral y de la transformación digital. Los emprendedores y empresarios de la
mano de la tecnología pueden contribuir a la reactivación económica, generando
más empleos con mejores sueldos, en una fusión en la que todos los actores
ganen de acuerdo a su interés sin olvidar su compromiso de proteger el medio
ambiente.
En este contexto están todas las aristas que conllevan una ciudad
inteligente como es el pensar en el tema de la movilidad como eje transversal a
la economía, involucrando a todos los actores de este cambio, es decir se debe
tomar en cuenta la opinión de la ciudadanía en el rediseño del espacio público
que luego junto con las nuevas tecnologías se logrará un sistema de movilidad
sostenible. De igual modo la accesibilidad permite ofrecer servicios públicos
de calidad. Un aspecto importante en este sentido es pensar en la eficiencia
energética, con lo que se puede conseguir reducir costos y mejorar precios. En
tiempos de COVID-19 la resiliencia se vuelve justa y necesaria al momento de
incluir las nuevas tecnologías, la digitalización y la planificación urbana que
convierta el medio en una infraestructura verde, contribuyendo a disminuir los
efectos del cambio climático, todo esto va a permitir forjar un desarrollo
urbano eficiente , equitativo y seguro.
Todo esto siempre irá de la mano de la eficiencia de parte de los
gobiernos y la transparencia en sus políticas tanto como la toma de decisiones
oportunas en una ciudad inteligente la transparencia es el modelo de gestión
permanente, se debe publicar todo lo que el gobierno realiza, en este sentido
se establece la confianza en el quehacer gubernamental. En una ciudad
inteligente la tecnología se pone al servicio de los ciudadanos con
transparencia en los ministerios e instituciones públicas y privadas junto con la
digitalización y la participación ciudadana deben ser los ejes rectores de las
políticas públicas a largo plazo.
Ejemplo de todo este accionar se observa en la ciudad de Medellín, donde
el alcalde, de esta ciudad, Daniel Quintero, ha implementado plataforma digital
‘Medellín Me Cuida”, soportada en inteligencia artificial que permitió procesar
los registros de empresas y ciudadanos que requieren salir a las calles para
seguir sus actividades económicas. Esta plataforma cuenta con cámaras con
medición de temperatura para zonas de alto tráfico o sistemas de identificación
biométrica portados por las autoridades para facilitar el control preventivo a
la ciudadanía. Toda la información recolectada
permite establecer las zonas en las que la alcaldía debe enfocar el esfuerzo de
testeo. Así, ante cada nuevo caso, realiza un cerco inteligente, con pruebas a
cinco círculos de contacto del contagiado, para encontrar la mayor cantidad de
pruebas positivas y aislarlas en el menor tiempo posible (“Medellín: Un plan
tecnológico contra el COVID-19”, 2020).
Es así como en uno de los tantos usos que se les están dando a estas
tecnologías es, por ejemplo, en Roma, Italia: el personal aeroportuario utiliza
cascos inteligentes con realidad aumentada y escáneres térmicos para revisar a
varios visitantes al mismo tiempo, mientras mantienen una distancia segura.
Como éstas, hay muchas propuestas más en el mundo de cómo se está utilizando la
tecnología ante la emergencia de salud (Forbes Staff, 2020).
En México existen cuatro metrópolis consideradas Ciudades Inteligentes
por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), éstas son: Maderas en
Querétaro, Ciudad Creativa y Tequila en Jalisco, así como Smart en Puebla.
Aunque no son 100% inteligentes, sí han hecho diversos esfuerzos, con el
objetivo de encaminarse hacia esa categoría (Forbes Staff, 2020).
El mayor proyecto encontrado, PARIS 2050, presenta a la primera ciudad
inteligente del futuro. Este proyecto ya está aprobado y diseñado por Vicent Callebaut,
cm fecha de término para el año 2050, tiene como uno de sus objetivos reducir
las emisiones que contaminan el planeta en un 75%, sin alterar la arquitectura
característica de la ciudad. Se construirán edificios que generarán su propia
electricidad, con paneles solares y escudos térmicos. Se presentan las
Photosinthesis Towers que se encargarán de renovar el aire de toda la ciudad con
biorreactores de algas. Las “Farmcrapes towers” serán los huertos verticales
urbanos. Se hará uso de la energía eólica y acuática provocada por la lluvia y
a unas turbinas diseñadas para ello. Se crearán edificios bioclimáticos y de
energía positiva capaces de generar energías renovables (Smart City: las TOP 10
ciudades inteligentes del mundo, 2020), (Surhone et al., 2010).
Así mismo se rescata que con tecnología será la única forma en que, al
menos las principales ciudades del mundo logren reactivar la dinámica del
comercio sin afectar negativamente las cifras de contagiados, en un momento en
el que está visto no se ha llegado al pico de la pandemia y en el que los
analistas se muestran muy pesimistas en relación con los efectos devastadores
sobre la economía. Por lo cual la ciudad le apunta a liderar una transformación
educativa que permita preparar a su gente para aprovechar la Cuarta Revolución
Industrial. En el camino apareció la pandemia y lo que se hizo fue acelerar la
capacidad de apropiar la tecnología para enfrentar esta coyuntura.
Se puede entonces percibir la real importancia de las ciudades
inteligentes frente al COVID-19 y como
su implementación contribuye a resolver sus principales problemáticas, tales
como movilidad, desempleo o inseguridad a través de acciones soportadas en el
uso de la tecnología que abran las posibilidades al impulso a la economía,
mejoramiento en la movilidad, protección del medioambiente, acceso de la
población a servicios públicos, impacto positivo en la calidad de vida y
transparencia junto con eficiencia de la administración.
Las ciudades que buscan mostrarse al mundo como ciudades inteligentes,
deberán ajustarse a planes urbanos modernos, que vayan más allá de un simple
concepto de publicidad con solo decir que tienen alta tecnología y no limitarse
solo a la creación de aplicaciones, sino
que se deberá forjar mejoras en los diferentes procesos institucionales que
conlleven a un avance en todos los frentes y áreas de desarrollo de la sociedad
con una visión a largo plazo, que no se vea cortada con la llegada de nuevas
autoridades o cambio de gobierno sino que quede establecida dentro de la
constitución de cada país como una política de estado permanente que fomente la
construcción de ciudades y pueblos con un verdadero crecimiento sostenible que
persiga el mejorar la calidad de vida en las ciudades mediante la aplicación de
nuevas tecnologías y métodos de gestión en diversas áreas desde las
infraestructuras, medio ambiente, energía y movilidad, hasta la facilitación de
la actividad económica (Mateu, 2018).
En este sentido serán importantes las acciones proyectos y estrategias
digitales que se tomen alrededor del mundo donde de todos los actores, gobierno
y ciudadanos junto con la empresa pública y privada al igual que las
universidades para diseñar mecanismos que permitan la reactivación en cuanto al
desarrollo social, económico y político de los puntos claves para salir de la
crisis que deja la pandemia. Se puede
concluir entonces, que se requiere la generación de políticas de estado
permanentes que permitan el desarrollo e implantación de las ciudades
inteligentes como fuente de reactivación económica, el crecimiento y desarrollo
sostenible a favor de la ciudad, el país y el mundo en tiempos de COVID-19.
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