CONSULTING COMPANIES IN VENEZUELA REGARDING CHALLENGES
OF THE CIRCULAR ECONOMY
Campos, Jesús*; Piña, Henri**
* Profesor adscrito al Departamento de Computación y Sistemas, Universidad de Oriente, Núcleo de Anzoátegui, Extensión Región Centro-Sur. Venezuela.
** Profesor titular jubilado, Universidad Nacional Experimental Francisco de Miranda. Venezuela.
Autor corresponsal: profjcampos.udo@gmail.com
DOI:
www.doi.org/10.55867/qual27.03
Como citar (APA): Piña Zambrano, H. J., & Campos García, J. A. (2024). EMPRESAS DE
CONSULTORÍA EN VENEZUELA FRENTE A LOS DESAFÍOS DE LA ECONOMÍA CIRCULAR. Revista
Qualitas , 27(27), 031 - 057. https://doi.org/10.55867/qual27.03
Manuscrito recibido el 07 de julio de
2023.
Aceptado para publicación, tras proceso
de revisión, el 13 de noviembre de 2023.
Publicado, el 06 de
enero de 2024.
Resumen
La dinámica
de la actividad humana los últimos años, ha impactado sensiblemente en el
ambiente, derivando en serias consecuencias para la humanidad. Este crítico
hecho ha impulsado una importante toma de conciencia en todos los ámbitos de la
sociedad de hoy en día, llegando hasta las empresas, las cuales son señaladas
como un actor clave en todo el proceso de deterioro ambiental del planeta. En
el marco de esta premisa, el objetivo del presente estudio se centra en aporta lineamientos teóricos para discutir las bases
conceptuales del desafío de las empresas de consultoría en Venezuela frente a
la economía circular. Los resultados dan cuenta de la necesidad presente en
las empresas de consultoría de, en primer lugar, internalizar los conceptos de
sostenibilidad y economía circular a efectos de ponerlos en práctica en su diaria
actuación, para en segundo lugar, transferir este innovador modelo de negocio y
esquema de gerencia hacia sus clientes. El documento concluye resaltando la
relevancia del tema de la preservación de la diversidad ambiental del planeta. Es
acá, donde la economía circular entra en juego, aportando estrategias
encaminadas a lograr los objetivos de muchas organizaciones y donde,
precisamente, se subraya el reto de las empresas consultoras para incorporar
esta temática de vanguardia internamente y proyectarla posteriormente hacia sus
clientes.
Palabras clave: Empresa, gerencia, sostenibilidad, economía
circular, consultoría.
Abstract
The dynamics
of human activity in recent years have significantly impacted the environment,
resulting in serious consequences for humanity. This critical fact has promoted
an important awareness in all areas of today's society, reaching companies,
which are identified as a key actor in the entire process of environmental
deterioration of the planet. Within the framework of this premise, the
objective of this study focuses on providing theoretical guidelines to discuss
the conceptual bases of the challenge of consulting companies in Venezuela in
the face of the circular economy. The results show the need present in
consulting companies to, firstly, internalize the concepts of sustainability
and circular economy in order to put them into practice in their daily
activities, and secondly, transfer this innovative business model and
management scheme towards its clients. The document concludes by highlighting
the relevance of the issue of preserving the planet's environmental diversity.
This is where the circular economy comes into play, providing strategies aimed
at achieving the objectives of many organizations and where, precisely, the
challenge for consulting companies to incorporate this cutting-edge theme
internally and subsequently project it to their clients is highlighted.
Key words: business, management, sustainability, circular
economy, consulting.
Sin lugar a dudas, la fuerte actividad
antrópica de la sociedad, hoy en día conlleva aparejada un significativo
aumento del impacto directo en el entorno y la disponibilidad de los recursos
necesarios para satisfacer cada una de sus crecientes necesidades. Tal
situación se evidencia con más fuerza en las metrópolis urbanas o en zonas muy
densamente sobrepobladas, donde en no pocas ocasiones la magnitud de la
actividad llega a superar con creces la capacidad operativa de los organismos
responsables de sanear, preservar y mantener el medio ambiente.
Estas graves situaciones adquieren dimensiones
de problema global al representar una crítica amenaza para la supervivencia,
precisamente de la sociedad quien lo causa, como para el ambiente donde ésta
reside y hace vida. Así, se transforma en un crítico riesgo para el bienestar
de esa sociedad y todo el conjunto de estilo de vida asociado a sus hábitos de
vida, derivando en severos problemas sociales de toda índole, destacando
aquellos asociados a desigualdad, especialmente en grandes metrópolis
La relevancia del tema se dimensiona por el
número de organismos, países o personalidades quienes han alzado su voz de
alerta sobre la gravedad de la situación. Dentro de este marco, destaca en
forma relevante el fuerte llamado de atención realizado a inicios del siglo
XXI, dirigido a considerar la gestión del impacto ambiental, como un problema
sensible de graves consecuencias para la humanidad
Esta es una problemática la cual evoluciona
paralelamente al desempeño económico de cada país en particular, sus procesos
de industrialización, patrones de consumo y preferencias del consumidor;
identificados como contribuyentes netos de la generación vertiginosa de enormes
cantidades de basura e impacto directo al ambiente
Igualmente y dentro del grupo de actores
líderes en la lucha contra el deterioro ambiental resalta, como una de las
primeras alarmas institucionales, el llamado realizado en la Declaración de la Conferencia de las
Naciones Unidas sobre Medio Ambiente
A partir de ese hito institucional, toma aún
más relevancia la concepción de sostenibilidad aplicada a toda actividad
desarrollada por la humanidad, sustentada fundamentalmente en trabajos previos
sobre el tema donde, ya desde finales del siglo XX, se advertía sobre la
gravedad de la situación. Uno de estos documentos corresponde a Nuestro Futuro en Común (Informe
Brundtland), el cual sirvió de base para sustentar importantes documentos
vinculantes para países signatarios, como los objetivos del milenio
En términos concretos, el Objetivo de Desarrollo
Sostenible 17, establece la necesidad de fortalecer diversos medios de
ejecución orientados a revitalizar la alianza mundial para el desarrollo
sostenible, bajo el precepto de impulsar la conformación de distintas
plataformas de alianza dirigidas a fomentar el intercambio de conocimiento,
capacidad técnica, tecnología y recursos financieros, a efectos de crear el
escenario propicio para la actuación de organizaciones en las esferas pública,
público-privada y sociedad civil, aprovechando la experiencia y estrategias de
obtención de recursos de estas organizaciones a fin de coadyuvar en la
ejecución de la hoja de ruta trazada en la Agenda 2030.
Es acá donde la intervención de las empresas de
consultoría deben jugar un rol fundamental al contribuir de forma concreta al
logro de las distintas metas trazadas en los objetivos de desarrollo
sustentable; ya sea enfatizando su accionar para minimizar o eliminar los
impactos negativos de aquel tipo de operaciones donde, de manera directa o
indirecta, tengan algún modo de participación, emprender distintos cursos de
acción dirigidos a mejorar las actuales condiciones ambientales y sociales del
entorno donde hacen vida o involucrándose directamente en el desarrollo de un
amplio portafolio de productos y servicios innovadores dirigidos a contribuir a
alcanzar las metas acordadas de sustentabilidad e incluso, generar nuevas
oportunidades de negocio
Sobre estos planteamientos, el tema clave para
una empresa consultora a la hora de abordar desde una perspectiva gerencial la
preservación del ambiente, lo representa la economía circular. El concepto se
concibe como una estrategia clave dirigida a disminuir cualquier foco
contaminante, recuperar y reutilizar productos ya usados o con más de un uso,
implementar esquemas de reciclaje y disponer adecuadamente de mecanismos para
su disposición en los vertederos asociando, en la mayoría de los casos, la
implementación de acciones para consolidar emprendimientos innovadores soportados
en los preceptos de sustentabilidad
Bajo esta nueva visión productiva, se
evoluciona de un ineficiente sistema abierto de economía hacia un sistema
circular (cíclico) de mucha mayor eficiencia neta, al tomar como indicador base
la relación entre el uso total de recursos utilizados junto al total de
residuos generados y reincorporados nuevamente al sistema como insumos.
Tendiendo a una relación donde la cantidad neta de residuo generado en
cualquier fase del proceso productivo debe ser igual a la cantidad de recursos
agotados
En consecuencia y bajo el paraguas de una
economía circular, la nueva concepción de economía industrial se concibe como
un conjunto de procesos donde los flujos de insumos mantienen un acelerado
ritmo de circulación sin llegar a entrar en la biosfera (salvo bajo la forma de
nutrientes biológicos), por tanto, adquiere la categoría de economía industrial
restauradora dado su soporte en el uso de energía renovable. Así, se está
frente a un modelo económico el cual rastrea, minimiza o llega a eliminar por
completo el uso de productos tóxicos, además de implementar mecanismos para
erradicar la generación de desechos mediante un proceso de disposición final o
reciclaje
En definitiva, el reto se orienta a enfatizar
los distintos cursos de acción estratégicos, potencialmente aprovechables por
las organizaciones de vanguardia hoy día, para generar nuevas e innovadoras
actividades productivas de negocio, contextualizadas en el cumplimiento de los
objetivos de sustentabilidad reseñadas en la Agenda 2030 de la ONU y dentro del
marco rector de la economía circular.
Bajo esta perspectiva y tal como se adelantó,
la economía circular se concibe como un modelo económico dirigido a reducir el
consumo desmedido de recursos naturales y la generación de residuos, aplicando
esquemas de aprovechamiento de los materiales y productos existentes,
regeneración de sistemas naturales e innovación en los procesos de diseño,
producción y consumo. En concreto, este modelo ofrece beneficios ambientales,
sociales y económicos, tales como mitigación del cambio climático, creación de
empleo, conservación de biodiversidad, aumento de la competitividad y fomento
del desarrollo sostenible.
Esta nueva orientación de la gerencia
productiva, implica asumir una profunda y sistémica transformación de los actuales
modelos de negocio, cadenas de valor, políticas públicas y patrones de consumo.
Por tanto, es en este contexto, donde las empresas de consultoría pueden
desempeñar un rol clave para facilitar y acelerar este cambio, mediante la
provisión de servicios de asesoría, capacitación, gestión, innovación y
soluciones tecnológicas capaces de responder a las necesidades y oportunidades emergentes
en aquellos sectores y actores involucrados en el tema de la economía circular.
En el caso particular de Venezuela, si bien
desde el punto de vista institucional, la preservación del ambiente ha quedado
reconocido en la Constitución del país, el proceso enfrenta una serie de limitaciones,
tal como la falta de conocimiento y sensibilización sobre la economía circular
entre empresas y población en general, ausencia de políticas públicas y marcos
regulatorios específicos dirigidos a incentivar la adopción del esquema de
economía circular, además de la marcada escasez de recursos financieros y
tecnológicos para implementar las prácticas de economía circular.
Es precisamente en este punto, donde las
empresas de consultoría pueden llegar a desempeñar un papel importante en el
apoyo a la transición hacia una economía circular en Venezuela, bajo protocolos
innovadores y de bajo costo. Estas empresas pueden brindar servicios de
asesoría, capacitación y asistencia técnica a las empresas y a las
instituciones públicas, para implementar prácticas de economía circular de
manera efectiva.
Sin embargo, en el caso particular de
Venezuela, no existe hasta el momento, información documentada sobre el grado
de desarrollo y la contribución de las empresas de consultoría presentes en el
país, frente a los desafíos de la economía circular, así como los principales factores
con influencia directa en su actuación. Por lo tanto, se plantea explorar los
elementos básicos de este tópico, a objeto de aportar lineamientos teóricos
para discutir las bases conceptuales del desafío de las empresas de consultoría
en Venezuela frente a la economía circular, enfatizando de forma concreta: 1)
la importancia del tema de la economía circular frente a los retos de
sostenibilidad exigidos a las empresas actualmente y 2) el rol de las empresas
consultoras frente a los desafíos planteados por la economía circular y cómo estas
empresas deberían incorporar los lineamientos de la economía circular en sus
proyectos de sostenibilidad.
Al hablar del concepto de sostenibilidad, es
frecuente, primeramente, hacer referencia a su aspecto medioambiental. Aunque
este es el más preponderante dentro de sus múltiples aristas, el concepto va
más allá de eso, y explicarlo solo desde el punto de vista ambiental, sería en
verdad, limitante. Por tanto, la definición más amplia y acertada del término
es el referido por las Naciones Unidas en su Informe Brundtland de 1987, donde
se concibe la sostenibilidad como el conjunto de acciones dirigidas a permitir
la satisfacción de las necesidades del presente, sin comprometer la posibilidad
de las futuras generaciones, de satisfacer sus necesidades propias
En este sentido, se deja de percibir al término
sostenibilidad como un tema eminentemente asociado a lo ambiental y se
considera su concepción desde cuatro perspectivas específicas: ambiente,
sociedad, política y economía; bajo un matiz de equilibrio e integración entre
todas, atendiendo a un marco jurídico rector propio de cada país donde se
aplica el término.
La sostenibilidad es entonces, una noción según
la cual, la actuación de las personas en todos los ámbitos de la sociedad se
balancea entre el presente y el futuro, implicando a todos los campos de la
acción humana y destacando los aspectos siguientes
_ Sostenibilidad económica: generación
equitativa de la riqueza en cuanto al uso eficiente de los recursos.
_ Sostenibilidad social: reducción de
la desigualdad entre las personas, reduciendo la brecha de clases.
_ Sostenibilidad medioambiental:
protección de los recursos renovables y no renovables del planeta, garantizando
la desaceleración del cambio climático.
_ Sostenibilidad política:
establecimiento de un marco jurídico, no solo enfocado en brindar estabilidad a
las naciones, sino también, implicado en el cumplimiento mismo de las metas de
desarrollo sostenible.
La sostenibilidad crea espacios de
vida en donde la existencia cotidiana de las personas fortalece un planeta
habitable, justo y viable. El objetivo se dirige entonces a encauzar los
anteriores ámbitos de actuación hacia una convergencia más allá de la
habitabilidad, justicia y viabilidad; creando en consecuencia, una comunidad
global de verdadero desarrollo sostenible.
Este concepto de sustentabilidad se
transforma en la base para establecer los objetivos de desarrollo sostenible
por parte de la ONU, explicándolo como un nuevo programa orientado a
transformar el mundo en los próximos 15 años; y representa una oportunidad sin
precedentes para dar pie a países y ciudadanos del mundo para emprender un
nuevo camino para mejorar las vidas de las personas en todas partes del planeta
Tal como se aprecia, la formulación de los objetivos de desarrollo es
realmente ambiciosa: su cumplimiento requiere un cambio en los hábitos de vida,
de producción económica y de paradigma político de cada país; exigiendo, por
tanto, un compromiso honesto y un gran esfuerzo por parte de todos. En este
sentido, el conjunto de objetivos se establece en forma de metas para todas las
esferas de actuación humana, los cuales se deberían alcanzar de forma global en
el futuro cercano.
Los 17 objetivos establecen logros y
metas por alcanzar, ilustrando todas las ramas o aspectos de la sostenibilidad
desde sus diferentes aristas. La sostenibilidad económica, con los ODS
destinados a la prosperidad (7,8,9,10 y 11), la sostenibilidad social, con los
ODS destinados a favorecer a las personas en sociedad (1,2,3,4 y 5), la
sostenibilidad medioambiental, con los objetivos destinados al planeta
(6,12,13,14 y 15) e integrando también el marco jurídico y político con el ODS
16 y la necesidad de implicación para su logro con el ODS 17
A partir de estos lineamientos, la
Organización de Naciones Unidas recalca que el mundo necesita de la implicación
de todas las personas e instituciones para lograr el éxito de los ODS: los
gobiernos, el sector privado, la sociedad civil y las personas individualmente,
han de poner de su parte. Ya no basta con esfuerzos individuales de sectores
aislados, al contrario, se debe trabajar para superar espacios individuales de
habitabilidad, justicia y viabilidad, a la convergencia global del desarrollo
sostenible
Esta necesidad de implicación global
ha motivado la implementación de los ODS bajo una significativa campaña de
promoción para extender su conocimiento y la contribución de todo el mundo en
su logro. La concienciación efectiva empieza por la implicación de todos los
sistemas sociales, destacando entre estos, el sistema empresarial, al ser ésta,
herramienta para alcanzar los 17 ODS
De esta forma, las empresas pueden,
verdaderamente, canalizar los cambios de hábitos requeridos para lograr la
sostenibilidad, multiplicando también el conocimiento sobre la importancia de
esta agenda, al realizar reconfiguraciones de los distintos sectores de
actividad comunitaria y nacional hacia los planes estratégicos correspondientes
para adecuar sus políticas a los mismos
Así pues, el papel del empresariado
en la sostenibilidad se puede comparar a una carrera de fondo, en donde paso a
paso, se van administrando los recursos y las capacidades para lograr, por
parte de la sociedad, llegar a la meta final de manera coordinada. Esto ocurre
porque el sector productivo de la sociedad crea una relación entre activismo y
engagement
Es decir, la concienciación para la
sostenibilidad no se trata solo de acciones concretas y visibles, ejecutadas
por una parte de los actores del sistema económico, desde donde se reclaman
cambios a nivel local y políticas internas de cada organización donde se
perciban claramente los ODS; por el contrario, el sistema en su totalidad debe
implementar estrategias concretas y rendir cuentas sobre los logros alcanzados
con respecto a ellos
Por esta razón son muchas las
empresas comprometidas con el logro de los ODS que ya incluyen acciones
concretas dentro del paradigma de la economía circular, tales como la
reutilización de recursos y materiales o el uso de medios de producción poco
contaminantes.
Una definición general de la consultoría, la
concibe como toda forma de proporcionar ayuda sobre contenidos, procesos o
estructuras cuando quien la ofrece, no es realmente responsable de ejecutar la
tarea, sino, es colaborador de quienes realmente, sí lo son. De esta manera, el
proceso de consultoría no se limita simplemente al resultado de la apropiación
de un conocimiento en concreto; sino que corresponde a un proceso de formación
interna de las organizaciones
En consecuencia, la consultoría se constituye
de una serie de acciones donde el consultor ayuda al cliente a percibir,
entender y actuar sobre una situación específica de su entorno, a fin de
mejorarla, según el requerimiento del propio cliente. Por tanto, el cliente
debe tomar un papel activo durante todo el proceso de consultoría al momento de
tomar decisiones estratégicas y lograr la concreción de los cambios a adoptarse
en la empresa
Ahora bien, acá es importante acotar la
delimitación del término consultoría y su diferencia con el término asesoría.
Al respecto, la Real Academia Española considera para la consultoría las
siguientes acepciones: actividad del consultor, empresa consultora y despacho o
local donde trabaja el consultor. Sobre el termino asesoría, destaca: oficio de
asesor, estipendio o derechos del asesor y oficina del asesor
Tal como se evidencia, las definiciones
mostradas por la RAE, no brindan suficientes luces sobre la diferencia clara
entre ambos términos, más aún cuando al indagar sobre el origen de dichas
palabras, surge probablemente, la raíz de tales confusiones. En este sentido,
la palabra consultor deriva del latín consultus, cuyo significado se asume como
asesoramiento.
Sin embargo, durante el día a día del desempeño
de ambas profesiones, surgen claros elementos distintos de una y otra actividad
especializada. En primer lugar, el trabajo de consultoría se corresponde con un
trabajo puntual y específico en una determinada organización, desarrollada
durante un periodo de tiempo concreto durante el cual se analiza la raíz de los
problemas, se ofrecen soluciones a las mismas y una vez concluido, el consultor
no continúa ligado a la empresa. Por su parte, la labor del asesor es un
trabajo más a largo plazo, vinculado al día a día de la gestión de la empresa
donde trabaja para coadyuvar en el desarrollo y ejecución de diversas
disciplinas (contabilidad, recursos humanos, impuestos) necesarias y
obligatorias para el funcionamiento general de la empresa
En definitiva, el término asesoría hace mención
a acciones fijas de largo plazo para apoyar a las empresas durante ese amplio
lapso de tiempo; por su parte la actividad de consultoría, se basa en tareas
específicas en lapsos concretos de tiempo ejecutadas por profesionales con el
suficiente conocimiento, capacidad y experiencia para adelantar de forma
exitosa, ese conjunto específico de cursos de acción dirigidos a la mejora de
un aspecto concreto en una empresa en particular.
En función de las precisiones anteriores, se
entiende el proceso de consultoría como un servicio de asesoría profesional
independiente orientado a ayuda a cualquier organización a lograr sus objetivos
estratégicos a través de la solución de problemas puntuales. Asimismo, la
consultoría se enfoca en descubrir y evaluar oportunidades de negocio, potenciar
el aprendizaje y la profesionalización de talento humano de la organización,
alineando su desempeño con miras a alcanzar la evolución de la empresa, basado
en un estado de sinergias, conocimientos, habilidades y aptitudes dirigidas a
diseñar soluciones efectivas a los problemas de la empresa
El origen del proceso de consultoría, como se
conoce hoy día, surge en Estados Unidos, en paralelo con el auge experimentado
por la gerencia científica (management),
teniendo a Frederick Taylor, como principal precursor. Desde finales de la
década de los 50 y hasta bien entrada la década de los 90, la consultoría se
consolida como una actividad económica a través de la cual se fomentaba la
adopción de principios teóricos gerenciales y de procesos, en diversos ámbitos
industriales, fundamentalmente (Gómez y Múnera, 1998).
Posteriormente, luego de finalizar la II Guerra
Mundial, la actividad consultora se expande en una gran escala hacia los
mercados europeos, enfatizando los temas de gestión humana bajo el enfoque de
las relaciones humanas en el ámbito gerencial, particularmente en aquellos
tópicos relacionados con el desarrollo organizacional, rediseño de trabajo y la
administración de personal; hasta llegar hoy día cuando el proceso de
consultoría exhibe una prolífica diversificación de especialidades, destacando
en forma particular, el auge de las nuevas temáticas gerenciales –
organizacionales, bajo el entorno particular de cada realidad empresarial
En todo caso, las actividades de consultoría se
generan, por un lado, a partir de una situación problemática dentro de una
organización y por otro, cuando se detecta una clara oportunidad de
mejoramiento para aumentar el rendimiento y productividad de la empresa. En
ambos casos, la organización no cuenta, internamente, con las capacidades y
destrezas necesarias para abordar, satisfactoriamente, el análisis y solución
de esa situación u oportunidad. En consecuencia, recurre a la experticia
profesional del consultor para guiar al talento humano de la empresa hacia el
logro de esta tarea.
Desde esta perspectiva, al día de hoy existe
una amplia evolución del concepto de consultoría, resaltando un variado abanico
de conceptos, dentro de los cuales destaca el rol del consultor como agente
involucrado directamente en el diseño de las propuestas de mejora, así como en
la implementación directa de los cursos de acción de ese conjunto de mejoras.
Tales acciones se acompañan de un proceso de capacitación y entrenamiento del
personal de la organización directamente durante el abordaje de las acciones
emprendidas. Este acompañamiento del consultor a la empresa, descansa en un
mecanismo de formación – acción, matizada con una innovadora estrategia de
transferencia tecnológica al cliente
Sobre este particular se pueden identificar
disímiles modelos y técnicas para adelantar eficazmente un proceso de
consultoría, atendiendo a las características propias de la situación a
abordar, el entorno donde hace vida la organización e incluso, la formación del
consultor. Es de allí precisamente donde surge la necesidad de estudiar esta
disciplina en forma integral, desde su perspectiva de proceso organizacional
involucrada directamente con la consecución de resultados favorables para la
empresa.
En este sentido, al realizar un análisis
crítico de los instrumentos metodológicos aplicados por los diferentes modelos
de consultoría, el énfasis se centra en destacar distintos parámetros en los
cuales se llegue a articular eficazmente diversas variables del entorno
(políticas, económicas, legales) bajo una concepción integral de abordaje y
dirigida a brindar el máximo servicio de calidad posible a través del cual se
lleguen a aprovechar y a potenciar las mejores competencias, habilidades y
aptitudes del equipo consultor como un todo articulado. En concreto, se apuesta
por un modelo de consultoría donde se integren diversos esquemas de
herramientas capaces de articular un servicio eficiente, para cumplir
cabalmente con las expectativas del cliente.
En este contexto, la consultoría corresponde
básicamente a un servicio, en muchas ocasiones de carácter intangible;
entendido en términos concretos, como una actividad económica, un intercambio
de valor, entre quienes, por lo general, se aplican desempeños basados en
tiempo para obtener resultados fijados al inicio del proceso
Es así como atendiendo a la variedad de
instrumentos metodológicos para la realización del proceso de consultoría,
dentro de toda esa amplia gama, resaltan claramente tres fases comunes. En
primer lugar, destaca el diagnóstico de la situación (oportunidad) a
intervenir. Durante esta fase, se contextualiza y analiza la demanda requerida
por el cliente a objeto de dimensionar el servicio a prestar. Asimismo, se
discute y aprueban los términos de referencia del servicio, destacando de
manera particular, los productos a generar por la consultoría y los lapsos de
ejecución de servicio.
La segunda fase corresponde a la intervención.
Acá, se implementan las acciones acordadas y su enfoque hacia el logro de las
metas trazadas, con la mayor eficacia y eficiencia posible. La última fase es
el seguimiento, durante la cual el cliente evalúa los resultados a la luz de
los términos iniciales de trabajo y emite su aprobación y visto bueno al
servicio prestado.
Bajo los criterios anteriores, un servicio de
esa naturaleza implica el involucramiento del personal de la empresa a lo largo
de todo el proceso de consultoría (la experiencia consultora) con el fin último
de conocer todos aquellos detalles asociados a la mejora implantada y
documentar su funcionamiento a objeto de internalizar el nuevo know how
y estar en capacidad plena de resolver cualquier eventualidad futura.
Por esta razón la consultoría es un área muy
especializada que requiere del dominio de los temas a ejecutar con el fin de
optimizar el ejercicio profesional en cada ámbito de acción, cada mercado a
atender y cada área de conocimiento. Es así como la consultoría comprende un
amplio campo de acción, entrelazando disciplinas diversas bajo la aplicación de
variados métodos de asesoramiento profesional, integrando cada dimensión de la
organización destacando en forma particular las dimensiones operativas y
administrativas de la empresa
Así, dentro de este mismo contexto y en función
de la naturaleza del servicio a prestar, se identifican tres modelos de actuación
gerencial atendiendo al proceso seguido para llegar a la meta propuesta, siendo
estos: la consultoría médico – paciente, de procesos y de recursos.
En el caso de la consultoría de recursos,
básicamente se resume a un modelo de adquisición de información (experiencia)
por la empresa. En este modelo, el gerente de la organización ya ha
identificado previamente la situación en su entorno y posee el suficiente
conocimiento sobre su naturaleza y características. La función del consultor,
en este caso, se concreta en abordar esa situación y resolverla exitosamente.
En contraste, durante la consultoría de procesos, el servicio persigue orientar
al cliente hacia el conocimiento, entendimiento e internalización de la
realidad de la empresa y en forma particular, de la situación a mejorar.
Bajo este modelo, la función del consultor va
más allá de la resolución de algún problema, la meta clave es lograr el
empoderamiento del cliente de dicha situación y sea a partir de sus
capacidades, destrezas y habilidades (con la guía del consultor), la
construcción del diagnóstico y el diseño de los cursos de acción para alcanzar
las metas trazadas. La ventaja clave de este modelo, radica en el
involucramiento directo del gerente, o a quien(es) este llegue a designar, a la
hora de analizar y dimensionar la situación en estudio. Bajo esta estrategia se
alcanzan niveles superiores de aprendizaje organizacional, a la par del
desarrollo de competencias para afrontar experiencias similares.
El modelo médico – paciente. El modelo opera de
forma similar a una consulta médica en donde el gerente de la empresa ha ya
percibido una situación problemática en su organización y acude al consultor
para precisar la sintomatología detectada y para que le aporte el tratamiento
más adecuado para poder superar la situación problemática. Asimismo, el gerente le solicita al consultor
mayor información sobre la naturaleza de la situación, las causas promotoras y
una potencial recurrencia de la misma.
Cada modelo pone de relieve los distintos puntos
destacados en acápites anteriores, resaltando aquellas características clave
del proceso de consultoría, como identificación de una necesidad en una
organización, la cual requiere ser abordada por un profesional independiente y
calificado para tal tarea, quien deberá estar en capacidad de analizarlo y
sugerir los correctivos más adecuados para su definitiva y pronta solución.
La aplicación de cualquiera de los tres modelos
va, ineludiblemente, atado a la sistemática aplicación de conocimiento
profesional especializado, al ser éste la fuente clave de información y por
tener la importancia vital en la competitividad de la empresa donde se ejerce
la consultoría. Por tal razón, el proceso se desarrolla tradicionalmente, en
entornos de tejidos industriales, donde se provee importantes tipos de
servicios, destacando: el campo tecnológico, gerencial, tributario,
organizativos o marketing
Cada uno de estos tipos de servicio, impacta
directamente en los procesos de innovación de las empresas contratantes, al
tratarse de intervenciones específicas realizadas por profesionales expertos
quienes recomiendan acciones de mejora, solucionan problemas y generan esquemas
productivos eficientes y rentables para la empresa contratante
La argumentación anterior toma mayor relevancia
dentro de la llamada hoy día, sociedad
del conocimiento al plantearse retos vitales para las organizaciones desde
la perspectiva de asimilar toda la información disponible, seleccionar aquella
útil para cumplir con cada objetivo trazado y con real impacto para contribuir
a incrementar la ventaja competitiva de la empresa. En otras palabras, la
empresa debe captar información y convertirla en conocimiento, fundamentado en
un mecanismo de aprendizaje organizacional propio y convertirse en una
organización inteligente, donde la capacidad de aprendizaje se transforma en
recurso competitivo indispensable
Dentro de este contexto, son muchas las
empresas en diversos sectores económicos de Venezuela, quienes han enfocado sus
mayores esfuerzos para mantener y expandir sus cuotas de mercado en cada uno de
sus ámbitos de actuación, dentro de una coyuntura sin precedentes vivida en estos
momentos por toda la humanidad a causa de la pandemia de COVID; sin dejar de
lado, el contexto social, político y económico; tanto local, como
internacional.
Es así como los esfuerzos de estos actores se
dirigen, por un lado, a la mejora sustancial de los servicios prestados o la
ampliación del actual portafolio de productos ofertados. Para esto, deben
implementar mecanismos renovados de mejoramiento y actualización de su proceso
productivo en pro de aumentar su competitividad, básicamente a través de la
adopción de esquemas de vanguardia en su proceso productivo, vigente al día
hoy. El elemento neurálgico de toda esta dinámica, recae en el cliente, con
quien el consultor establece el compromiso explícito de mejora continua de
aquellos procesos gerenciales orientados a implementar mecanismos para cumplir
con especificaciones técnicas y de calidad de un producto conforme a las
exigencias del mercado.
Es acá donde el concepto de economía circular
actúa como factor crítico para la inserción competitiva de todo tipo de empresa
en la dinámica empresarial del momento, adquiriendo un rol como agente vital de
esos compromisos profesionales suscritos entre cliente y consultor, al
proporcionar los mecanismos de planificación estratégica, a partir de los
cuales se derivará el diseño del resto de procesos medulares de la
organización.
En específico, bajo el paraguas de acción de la
economía circular, cualquier tipo de empresa puede directamente, contribuir al
logro del conjunto de metas o directrices vinculadas con la sustentabilidad. En
forma concreta, las organizaciones pueden actuar mediante varias acciones,
entre las cuales destacan: la ejecución de acciones para eliminar o minimizar
los impactos negativos de sus operaciones, al tiempo de potenciar los
beneficios; emprendimiento de actividades para mejorar condiciones ambientales
y sociales del entorno donde operan o de beneficio público, así como el
desarrollo de productos y servicios innovadores para contribuir a lograr las
metas establecidas en los objetivos de desarrollo sustentable y ser al mismo
tiempo, nuevas oportunidades de negocio
Dentro de este inmenso ecosistema de opciones
orientadas a modelar y diseñar alternativas válidas enfocadas en materializar
una gerencia eficaz y eficiente, centrada en incorporar los lineamientos de la
economía circular, se identifican oportunidades para desarrollar un sinnúmero
de investigaciones asociadas con estudios, tal como el presente, a través de
los cuales se brinden posibilidades reales para optimizar la gerencia a la hora
de prestar los servicios de consultoría a un amplio nicho de mercado presente
hoy en Venezuela.
El artículo se desarrolla bajo el paradigma cualitativo, respondiendo a
una metódica de revisión documental, a partir de donde se analizan las
principales corrientes de pensamiento y postulados teóricos sobre los cuales se
asientan las directrices de la economía circular y particularmente, la
sostenibilidad como el concepto articulador de todo el entramado de los
actuales aportes académicos y científicos.
Desde el punto de vista teórico, la investigación se cataloga como cualitativa
al no sustentar sus hallazgos en el análisis de datos numéricos; al contrario,
sus fuentes de información son el lenguaje, documentos, imágenes o acciones de
los actores afines al propósito del estudio. A partir de este cúmulo de
conocimiento, se busca comprender e interpretar el significado y el sentido de
un fenómeno social o humano en concreto (rol de las empresas consultoras frente
al desafío de la economía circular, en este caso), centrándose en el por qué y
el cómo de las cosas, más que en el cuánto o el cuándo. Además, busca explorar
la realidad desde la perspectiva de los participantes (empresas consultoras),
respetando su contexto y cultura
De esta forma, el abordaje metodológico de la potencial actuación de las
empresas consultoras frente al desafío de la economía circular, se
contextualiza como un hecho y un fenómeno social, para lo cual se recurre a una
metódica de corte analítico – descriptivo sustentado en la interpretación
crítica de la literatura académica aparecida los últimos 15 años referidas a la
economía circular, la sostenibilidad y la demanda social de un nuevo patrón de
desarrollo económico.
El desempeño gerencial de las organizaciones
hoy día, ponen de manifiesto la importancia de un mayor nivel de conciencia a
lo largo de todo de un esquema de gestión integral, como respuesta a la intensa
competencia en un mercado global donde sólo las mejores empresas líderes en
diferentes industrias pueden sobrevivir a largo plazo. Es acá donde se pone de
manifiesto la relevancia de los procesos de negocio para posicionarse
exitosamente en sus mercados objetivos. Estos esquemas gerenciales han pasado a
lo largo de la historia por tres fases claramente diferenciadas
Desde esta perspectiva, la nueva visión de la
gerencia se centra en mejorar la eficiencia de una organización mediante la
gestión de sus procesos estructurales, a fin de potenciar la mejora de la
eficiencia, rendimiento y competitividad de las organizaciones, integrando las
estrategias propias de la empresa, con los objetivos, expectativas y demandas
de los clientes, enfatizando una visión amplia y compleja donde tiene un peso
específico la cultura y los valores de la sociedad
Dentro del contexto anterior, las empresas de
vanguardia, han entendido el grado de impacto ambiental de sus procesos, girando
hacia la sostenibilidad como principal motivación. En consecuencia, estos
actores trabajan en minimizar los impactos negativos sobre el medio ambiente y
la sociedad, integrando principios de desarrollo sostenible en su estrategia
empresarial y valorando las necesidades de cada una de las partes interesadas.
Esta tendencia gerencial ha tomado un fuerte crecimiento en los actuales
momentos y fomenta el desarrollo de relaciones entre empresas y consumidores sobre
el aumento de la responsabilidad ecológica. Todo este movimiento ha promovido
el nacimiento de nuevas posiciones acerca de una renovada gerencia responsable,
la cual prioriza el impacto de las operaciones organizacionales y sus
resultados en el medio ambiente y las personas
Dentro del contexto anterior, las primeras
referencias a la economía circular (EC) aparecen en la década de los años 70
para referirse a la necesidad de reducir el consumo de materias primas, y en
general, cualquier tipo de insumo utilizado en procesos de producción
industrial con el propósito de configurar un esquema de uso cíclico centrado en
reducir considerablemente los volúmenes de desperdicio e incrementar la
eficiencia de uso de dichos insumos, poniendo énfasis en los recursos naturales
Originalmente, el concepto de economía circular
se atribuye a
De entre estos conceptos, destaca de manera
particular (además de ser el más referidos en la literatura) la definición de
A fin de concretar efectivamente esa vía de
transición, el concepto resalta una clara distinción entre ciclo técnico y
ciclo biológico. En este sentido, dentro del ciclo biológico tiene lugar el
consumo: alimentos y otros insumos de base biológica se diseñan para regresar
al sistema mediante procesos de compostaje y digestión anaerobia. Este tipo de
ciclo regenera diversos sistemas vivos, como el suelo, el cual ofrece recursos
renovables para la economía. Por su parte, el ciclo técnico recupera y restaura
productos componentes y materiales mediante estrategias de reutilización,
reparación, remanufactura o reciclaje.
Atendiendo a este planteamiento, el argumento
subyacente del concepto es la propuesta de un cambio de paradigma del
tradicional esquema de producción, enfocado en la aplicación de una economía
lineal con una base productiva sustentada únicamente en esquemas de extracción
– producción – disposición altamente dependiente de recursos naturales y
energía para producir bienes y servicios, los cuales al final de su vida útil
terminan convertidos en desechos
Bajo la nueva visión productiva, se evoluciona
de un ineficiente sistema abierto de economía, hacia un sistema circular
(cíclico) de mucha mayor eficiencia neta, al tomar como indicador base, la
relación entre el uso total de recursos utilizados, el total de residuos
generados y reincorporados nuevamente al sistema como insumos. Tendiendo a una
relación donde la cantidad neta de residuo generado en cualquier fase del
proceso, debe ser igual a la cantidad de recursos agotado
En definitiva, se está frente a una economía
capaz de proporcionar múltiples mecanismos de creación de valor, totalmente
desacoplados del continuo consumo de recursos finitos; al contrario, se apalanca
en un esquema de crecimiento basado en el propio funcionamiento interno de todo
el entramado de actividades económicas, de donde deriva el valor agregado
intrínseco presente en su estructura, productos y materiales.
Todos estos planteamientos teóricos en torno al
concepto de EC, se han sustentado y a su vez, han generado un importante número
de planteamientos filosóficos, tanto para argumentar su operatividad práctica,
como para vincular procesos concretos de aplicación del concepto base de la EC.
Es así como se pueden identificar diversas escuelas de pensamiento (Tabla 1)
surgidas en el devenir del tiempo, de cuyos principales aportes se han
configurado los principios básicos sobre los cuales se sustenta la actual
propuesta de EC, siendo estos: eliminar residuos y contaminación desde el
diseño, mantener productos y materiales en uso y regenerar sistemas naturales
Tabla 1: Escuelas de pensamiento de la Economía
Circular
|
Escuela |
Proponente |
Principales postulados |
|
Diseño Regenerativo |
|
Cualquier sistema, a partir de la
agricultura, puede ser organizado de forma regenerativa; por tanto, los procesos
por sí mismos se renueven o regeneren las fuentes de energía y de materiales
consumidos. |
|
Economía del Rendimiento |
|
La extensión de la vida del producto, los
bienes de larga duración, las actividades de reacondicionamiento y la
prevención de residuos. |
|
Permacultura |
|
Diseño consciente y mantenimiento de
ecosistemas agrícolas productivos, imitan los patrones y relaciones de la
naturaleza, mientras suministran el alimento, fibras y energía para
satisfacer necesidades locales. |
|
Ecología Industrial |
|
Crear procesos de circuito cerrado donde
los residuos sirven de entrada para otro proceso, eliminando la noción de
subproducto no aprovechable, soportado en la noción de ciencia de la
sostenibilidad. |
|
Cradel to Cradle |
|
Diseño de procesos industriales /
comerciales eficiente en términos de bienes con impacto positivo, aunado a la
reducción de los impactos negativos. |
|
Capitalismo Natural |
|
Basado en cuatro principios: incrementar
radicalmente la productividad de los recursos naturales; cambiar a modelos y
materiales de producción inspirados biológicamente; avanzar hacia un modelo
de negocio basado en servicio y flujo y reinvertir en el capital natural:
suelo, aire, agua seres vivos. |
|
Biomímesis |
|
Estudio de las mejores ideas de la
naturaleza e imitar sus diseños y procesos para resolver problemas humanos;
soportado en tres principios fundamentales: naturaleza como modelo, medida y
mentor. |
|
Economía Azul |
|
Soluciones determinadas por su entorno
local y las características físicas y ecológicas, haciendo hincapié en la
gravedad como principal fuente de energía. |
Fuente: Aponte, 2022; Ellen MacArthur
Foundation, 2017
Así, la EC aparece como una atractiva opción dirigida
a redefinir la tradicional concepción de crecimiento, colocando el énfasis en
los beneficios para toda la sociedad, como un todo. De esta manera, se impone
separar la actividad económica, altamente dependiente del consumo de recursos
finitos y eliminar los residuos del sistema desde el mismo diseño inicial de
esa actividad productiva; teniendo el amplio respaldo de políticas
institucionales enfocadas en la transición hacia fuentes renovables de energía,
apuntando decididamente por un modelo circular, cuyo horizonte es la creación
de capital económico, natural y social.
Esta renovada concepción de desarrollo se adoptó
por distintos gobiernos a nivel mundial, concientizados respecto a la
importancia ineludible de preservar el ambiente. En términos concretos, destaca
el caso de Europa, donde la Comisión Europea presentó el pasado marzo de 2020
el denominado Pacto Verde Europeo, como base institucional de su nueva
estrategia para el sector industrial, sustentado en el Plan de acción para la
Economía Circular dentro del cual se incluyen propuestas sobre el diseño de
productos más sostenibles, reducción de residuos y empoderamiento del ciudadano
Concretamente, el Pacto Verde Europeo,
corresponde al nuevo plan de Europa dirigido a promover el crecimiento
sostenible aplicando para ello medidas a lo largo de todo el ciclo de vida de
los productos con el claro objeto de adaptar la economía europea a un futuro
ecológico, reforzar la competitividad, proteger el medio ambiente y conferir
nuevos derechos a los consumidores
En este sentido, instrumentos institucionales
como el mencionado apuntan a estrategias clave en el diseño y producción de
actividades productivas, basadas ahora en el concepto de EC con el fin de
garantizar el uso de recursos dentro de una economía como la europea, el mayor
tiempo posible, bajo la coordinada participación de cada actor involucrado en
tan importante tema para el futuro del continente.
Es así como la apuesta de la Unión Europea o de
cualquier otro actor institucional comprometido con los principios básicos de
la EC, debe enfocar sus estrategias en los siguientes criterios
_ Preservar y fortalecer el capital
natural: se asume el carácter finito de cada recurso del planeta y se apuesta
por los recursos renovables; junto a la protección y regeneración de los
espacios naturales.
_ Optimizar el rendimiento de
recursos: incluir desde la fase de idea, diseño de productos a partir de
componentes reutilizados, reparados y reciclados; a fin de mantener su ciclo de
circulación en la economía el mayor tiempo posible. Con el claro propósito de
reducir enormemente los residuos y su efecto contaminante.
_ Impulsar la efectividad de los
sistemas de producción y uso: resulta primordial reducir los efectos
contaminantes sobre el suelo, el aire o el agua de los sistemas de producción
para tratar de frenar y revertir, los efectos del cambio climático.
Bajo esta estrategia de economía circular,
muchos países fijan una ambiciosa hoja de ruta para reducir la presión sobre
los recursos naturales y alcanzar en el menor plazo posible, un objetivo de
neutralidad climática como vía para frenar la pérdida de biodiversidad. Por
otro lado, buscan generar beneficios netos en términos de crecimiento y
desarrollo económico basado en nuevos e innovadores modelos de negocio.
Sin lugar a dudas, una actuación como la
anterior requiere comprender en toda su dimensión la complejidad y severidad de
los distintos impactos ambientales derivados del actual modelo de economía
lineal. Las evidencias del cambio climático exigen un giro drástico al momento
de formular y aplicar políticas orientadas a superar esquemas exclusivamente de
orden correctivo; por el contrario, es necesario enfatizar el carácter
preventivo de las acciones antrópicas sobre todo el entorno del planeta.
La insostenibilidad del modelo actual requiere,
por tanto, junto a instrumentos de carácter institucional, otros de carácter
científico – tecnológico combinados con incentivos económicos bajo el amparo de
políticas integrales donde se resalte y promueva la participación de todos los
actores sociales al momento de gestionar la preservación del ambiente. De esta
manera, se implicaría al conjunto de la sociedad en la resolución de un tema
tan complejo, teniendo a la información, la comunicación y la participación
ciudadana, como vehículos clave de corte transversal para adaptar a la sociedad
a los nuevos escenarios emergentes marcados por la sostenibilidad.
Es acá donde la internalización del modelo de
economía circular por parte de todo tipo de empresas, entra en juego. La
adopción de este paradigma requiere entender su funcionamiento y cómo
definitivamente, coadyuva a reducir los costos implícitos en los aspectos
económicos y técnicos asociados a un esquema de transición del actual modelo
operativo lineal, hacia otro de tipo circular, basado en la gerencia
sustentable de los recursos. Sin embargo, la literatura revela un entendimiento
parcial de la sustentabilidad y sus amplios efectos a largo plazo, tanto a lo
interno de la empresa, como a lo externo, hacia su entorno próximo.
Tales beneficios pueden cuantificarse en
términos de menores costos por la utilización de materias primas y las
rentables opciones de nuevos modelos de negocio derivadas de segmentos
específicos de mercado relacionados con el reciclaje o la reutilización de
materiales. Es así como, al día de hoy, son pocas las empresas interesadas en
forma decidida en cambiar su actual modelo de producción, incluyendo la
incorporación de sustantivos cambios en los patrones operativos en fases de
baja importancia estratégica para toda la organización, tal como ciclos
intermedios de productos donde se preserve la calidad funcional de materias
primas clave, obteniendo como primer logro, reducir el impacto ambiental y los
costos dentro de su estructura operativa.
En este sentido, el diseño de innovadoras
estrategias de producción, son acciones clave para mitigar los diversos tipos
de riesgo operativo asociados a la transición planificada hacia la economía
circular, donde se incluyan pequeñas adecuaciones de fácil ensamblaje o
incorporación dentro del proceso global, las cuales vengan acompañadas del diseño
de estrategias de producción circular donde la empresa participe de manera activa
con todos los actores de la sociedad como vectores clave para lograr el éxito
del modelo, obteniendo en consecuencia, el desarrollo y diseminación de una
visión de sustentabilidad en toda la sociedad.
Esta visión gerencial, pone en valor una serie
de beneficios ambientales, sociales y económicos, tales como la mitigación del
cambio climático, la conservación de la biodiversidad, la creación de empleo,
el aumento de la competitividad y el desarrollo sostenible. Sin embargo, a
pesar de sus múltiples beneficios, este modelo requiere de un proceso de transición
el cual implica una transformación profunda y sistémica de los actuales modelos
de negocio, cadenas de valor, políticas públicas y prácticas de los
consumidores.
Por tanto, es acá donde las empresas de
consultoría pueden desempeñar un rol clave para facilitar y acelerar este
cambio, mediante la provisión de servicios de asesoría, capacitación, gestión,
innovación y soluciones tecnológicas para dar respuesta a aquellas necesidades
y oportunidades surgidas en diferentes sectores y actores involucrados bajo el
modelo de la economía circular.
Dentro de este marco de actuación, las empresas
de consultoría pudieran participar en el tema de la EC, enfatizando tres
aristas fundamentales de acción. Por un lado, están los servicios tradicionales
prestados por este tipo de empresas, tal como es la realización de diagnósticos,
diseño e implementación de estrategias, esquemas de capacitación, campañas de comunicación
o programas de innovación y soluciones a medida para abordar la transición
hacia la economía circular.
Por otro lado, está el desarrollo e
implementación de programas concretos basados en economía circular, entre estos
se puede destacar: análisis del ciclo de vida de productos, optimización de
procesos productivos, diseño de modelos de negocio circulares, gestión de
residuos, identificación de oportunidades de nichos de nuevos negocios o la
puesta en marcha de campañas de sensibilización y educación a los consumidores.
Todo este conjunto de acciones debe enfocarse
hacia la búsqueda de ventajas competitivas, reducción de costos, aumento de
ingresos, generación de valor, satisfacción de las expectativas de los clientes
y crear un impacto positivo de la marca en la sociedad.
La complejidad y severidad de los impactos
ambientales derivados del actual modelo de economía lineal, son insostenibles.
Por otro lado, la dinámica social – económica – productiva del mundo hoy día
tiene como característica distintiva, una significativa secuencia de constantes
transformaciones en todos los órdenes del diario quehacer de la sociedad,
incluyendo, obviamente, el contexto empresarial.
Por tanto, es una demanda perentoria para todo
tipo de empresa con la visión de convertirse en un actor de talla mundial, el
contar con competencias gerenciales idóneas para enfrentar exitosamente esos
ineludibles retos, signados además por un manto de incertidumbres y nuevos desafíos
diarios. Es acá donde la actuación de los responsables de conducir las empresas
de consultoría en Venezuela, deben poner en práctica enfoques gerenciales de
vanguardia, a la par de las circunstancias y de las corrientes empresariales
del momento, mostrando además de conocimiento del acontecer mundial, la
suficiente estrategia y capacidad de gestión para incorporarlos como patrones
diarios de actuación en sus organizaciones.
Lo anterior conlleva ineludiblemente a invertir
en la formación de todo su talento humano, atendiendo a una clara visión
orientada a comprender e internalizar la amplia variedad de los nuevos procesos
y mecanismos de cambio. Este renovado esquema de actuación, implica asumir la
práctica gerencial como una ciencia social transdisciplinaria, enfocada en
poner de relieve postulados ecológicos y emocionales, redimensionamiento su
narrativa hacia el conjunto de servicios exigidos por un entorno focalizado en
el manejo del conocimiento, lo cual, sin duda, se asocia al cambio de desempeño
táctico – operacional de toda organización hoy día.
En términos concretos y a pesar de la crítica
situación social – política – económica de Venezuela, aún existe un importante
ecosistema industrial, donde cohabita un significativo número de empresas dedicadas
al área de la consultoría. Este conjunto de actores se enfrenta actualmente, al
acelerado cambio y competitividad del mercado global y, por tanto, están
obligadas a elevar su nivel de productividad y eficiencia a efectos de
satisfacer las necesidades y expectativas de sus clientes, muchos de los cuales
ya han iniciado procesos de transformación de vanguardia, acorde a las
exigencias del mundo de hoy, incluyendo los postulados de la economía circular.
Es esta una de las principales razones para
asumir un rol gerencial de liderazgo en las empresas de consultoría del país, a
efectos de hacer frente a los desafíos de la economía circular y tener en
consecuencia, la posibilidad de diseñar estrategias gerenciales dirigidas a
brindar esquemas de inserción de estos actores dentro de una profunda dinámica,
apalancada en la sostenibilidad y en la eficiencia de los diferentes procesos
productivos adelantados por cualquier organización interesada en competir en el
mercado global.
Las empresas de consultoría requieren, por
tanto, manejar criterios de eficiencia y eficacia propios de todo proceso
gerencial, centrados en minimizar costos de operación y aumentar la
rentabilidad de sus clientes, además de brindarles la visión de potenciales
nichos de negocio surgidos dentro de la aplicación del enfoque de la economía
circular
Todo lo anterior, además, dentro de un entorno
de trabajo muy particular, caracterizado por importantes retos y desafíos para
la gerencia de hoy día a la hora de planificar e implementar estrategias
dirigidas, por un lado a mantener operativa una empresa y por otro, hacer
rentable su proceso productivo; resaltando la creación de valor a lo largo de
todo su desempeño, mediante la gestión de un significativo flujo de insumos e
información, con el propósito de brindarle ese valor al cliente a través de la
transformación de sus diversos factores productivos
Es así como las empresas de consultoría, dentro
del contexto de la economía circular, deben entender y asimilar su importante
rol y grado de responsabilidad como eslabón fundamental en cuanto a la
orientación sobre temas concretos demandados por sus clientes. Esta posición
les confiere especial relevancia, al contribuir progresivamente a fomentar la
incorporación de los principios de sostenibilidad en su labor de asesoría. Esta
labor, de alguna forma y en algún grado, puede garantizar la incorporación en
los proyectos donde participa, sean diseñados o ejecutados sobre el conjunto de
bases sólidas de la economía circular.
Sin embargo, este actuar requiere, sin lugar a
dudas, internalizar ese rol fundamental y estar debidamente capacitadas y
preparadas para afrontar tan crucial reto. Desde otro punto de vista, resulta
clave la demanda de muchos clientes quienes exigen hoy día a las empresas
consultoras, trabajar bajo los lineamientos de la economía circular. Por tanto,
esa exigencia se traduce en ajustar la actuación de consultoras a principios de
sostenibilidad.
Este requisito se transforma entonces en una
fuerte limitante para tener acceso a las diversas oportunidades de negocio
surgidas de ese actualizado ecosistema empresarial, implicando en consecuencia,
la debida preparación en el tema de la economía circular, además de implantar e
implementar sistemas de gestión y mecanismos concretos para demostrar su efectiva
adhesión a los principios fundamentales de la sostenibilidad
En función de los planteamientos anteriores y a
efectos de dar respuesta a la interrogante central del estudio centrada en ¿Cuál
debe ser el rol de las empresas de consultoría frente al tema de la economía
circular?, se debe en primer lugar, dimensionar la relevancia y complejidad de
dicho cuestionamiento. Por tanto, implica considerar los diversos aspectos
ambientales, sociales y económicos intrínsecos en la actuación de este tipo de
organizaciones, tanto a lo interno (transformación y adopción del modelo de
EC), como a lo externo (la práctica diaria del modelo, como su mejor carta de
presentación). En este sentido, las empresas de consultoría tienen hoy día la
oportunidad y la responsabilidad de asesorar a sus clientes sobre las mejores
prácticas y estrategias para implementar los principios de la economía circular
en sus procesos, productos y servicios. Así, pueden contribuir a reducir el impacto
ambiental, optimizar el uso de los recursos, generar valor agregado y mejorar
la competitividad de las organizaciones. Además, las empresas de consultoría
pueden ser agentes de cambio e innovación, promoviendo una cultura de
sostenibilidad y colaboración entre los diferentes actores del sistema
económico; basadas en el aprovechamiento de nuevos modelos de negocios surgidos
a partir del esquema tradicional de desempeño operativo de sus clientes.
En términos generales, se concibe a la economía
circular como un modelo de producción y consumo orientado a minimizar el
impacto ambiental de las actividades humanas. Se basa en el aprovechamiento de
los recursos naturales, la reducción de los residuos, la reutilización y el
reciclaje de los materiales. Su propósito es configurar un ciclo cerrado de
valor, donde los productos se diseñan para durar más y al final de su vida
útil, se pueden transformar en nuevos recursos o insumos para diferentes
procesos productivos. Bajo este preámbulo, seguidamente se detallan los
resultados de la revisión documental y su análisis en el contexto de las
empresas de consultoría.
En este contexto, las principales recomendaciones
al finalizar el presente estudio, se dirigen a la continua capacitación
profesional del personal de las empresas de consultoría como única vía para
abordar debidamente los retos de asesorar a sus empresas clientes en temas de
relevancia como la economía circular. Asimismo, se espera continuar con el
desarrollo de esta investigación en términos de mapear la cadena de valor de la
consultoría en Venezuela, circunscribiendo su dimensión estructural y
funcional, a fin de identificar nuevas áreas potenciales de actuación al
momento de evaluar nuevos nichos de desarrollo empresarial.
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