MANAGEMENT IN EDUCATION: A CONCEPT WITH DIVERSITY OF
DEFINITIONS
Carranza, Aldo*
*
Red de Escuelas Universitarias del Sureste A.C. / Docente de Educación Primaria
y de Asignatura en Nivel Licenciatura y Posgrado. México.
Autor corresponsal: CarranzaLuna.ConRumbo@gmail.com
DOI:
www.doi.org/10.55867/qual29.05
Como citar (APA): Carranza Luna, A. A. (2025).
Gestión en la educación: un concepto con diversidad de definiciones. Revista
Qualitas , 29(29), 074 - 087. https://doi.org/10.55867/qual29.05
Manuscrito recibido el 29 de abril de 2024.
Aceptado para publicación, tras proceso de revisión,
el 09 de diciembre de 2024.
Publicado, el 06 de enero de 2025.
Resumen
El presente texto explora las distintas definiciones que
tiene el concepto de gestión en el ámbito educativo, las principales
diferencias que hay entre ellas y el campo de acción que corresponde a cada
una. Considerando tres conceptos: la gestión educativa, la gestión escolar y la
gestión pedagógica, lo anterior como resultado de una investigación
bibliográfica de tipo exploratorio en diversas fuentes, con la finalidad de
contribuir al análisis de la importancia que tienen dichos conceptos, así como
la relación existente entre ellos y de qué manera su desarrollo apropiado puede
contribuir a la mejora educativa y el alcance de mejores resultados en los
aprendizajes de los educandos.
Palabas
clave: educación, gestión,
gestión escolar, gestión educativa, gestión pedagógica.
Abstrac
This text explores the different definitions of the concept
of management in the educational field, the main differences between them and
the field of action that corresponds to each one. Considering three concepts:
educational management, school management and pedagogical management, the above
as a result of an exploratory bibliographic research in various sources, with
the purpose of contributing to the analysis of the importance of these
concepts, as well as the relationship existing between them and how their
appropriate development can contribute to educational improvement and the
achievement of better learning results for students.
Keywords: education, management, school management, educational
management, pedagogical management.
INTRODUCCIÓN
Por lo general es común que se afirme que la principal
responsabilidad de lo que ocurre en el
ámbito educativo está en manos de los docentes, no obstante, es necesario
ampliar el panorama de análisis, y considerar las diversas relaciones que se
tejen al interior de un Sistema Educativo, sobre todo si consideramos que en
las últimas décadas nuestras autoridades han realizado diversas reformas
educativas a lo largo y ancho del continente americano, de manera que en la
medida en que logremos reconocer la importancia que tiene la labor de cada agente
que interviene en el proceso educativo podremos alcanzar el logro de mejores
resultados y estaremos contribuyendo a que la educación sea hoy más que nunca
el camino que nos lleve como sociedades democráticas a un mejor futuro.
Así, se puede emplear la relación que existe entre los
conceptos gestión y educación para contribuir a la discusión de la que se ha
hecho mención previamente, y ya que “la escuela tiene un sentido colectivo que
imprime identidad y ensancha horizontes vitales de las personas” (Yáñez, 2022,
p. 11). Ella puede ser útil como punto de partida para este análisis, dado que
además de la cotidiana presencia de los docentes en las aulas escolares, los
gobiernos determinan desde sus políticas educativas (y sus reformas) lo que
desean que ocurra en la escuela, y las autoridades educativas (Jefe de sector,
supervisor, directivo, etc.) están inmersos en la dinámica de control que
existe alrededor y al interior de dicha institución, es posible vislumbrar que en mayor o menor
medida todos los mencionados son responsables de lo que se logra o no se
alcanzan en la institución educativa.
MÉTODOS
El presente trabajo corresponde a los resultados de una
investigación documental de alcance exploratorio, la cual, de acuerdo con
Morales (2003) “tiene la particularidad de utilizar como una fuente primaria de
insumos, mas no la única y exclusiva, el documento escrito en sus diferentes
formas: documentos impresos, electrónicos y audiovisuales” (p. 2). Es, por lo tanto, producto del compendio y
análisis de diversos textos cuyos contenidos giran en torno a las distintas
acepciones que tiene el término de gestión en el ámbito educativo, sin
considerar en dicha selección la temporalidad de su publicación, dado que se
busca hacer acopio de la mayor cantidad de referentes teóricos que sea posible
sin que su fecha de publicación implique una limitante en la contribución a
esta reflexión.
Por su parte Baena (2017) nos dice que este tipo de investigación
conlleva procesos de revisión, contrastación y análisis de fuentes
bibliográficas, entre las cuales podemos enlistar: tesis, libros, reportes de
investigación, artículos científicos, etc. Todos los documentos analizados para
la construcción del presente texto están relacionados con algunos de los
siguientes términos: gestión educativa, gestión escolar o gestión pedagógica,
con la finalidad de lograr construir una distinción entre cada uno de ellos que
permita entender más claramente el alcance que el concepto general de gestión
puede tener dentro del tema educativo y su aplicación en los niveles: micro,
meso y macro.
De manera que la revisión realizada en cada uno de los textos
correspondió a la búsqueda de las definiciones de los términos antes mencionados,
con la intención de lograr la construcción de una perspectiva teórica que logre
identificar los puntos de relación entre los mismos, con un alcance
exploratorio, cuyo objetivo “es examinar un tema o problema de investigación
poco estudiado, del cual se tienen muchas dudas o no se ha abordado antes”
(Hernández et al, 2014, p. 91). Dado que
este tema resulta de vital importancia en el marco de las reformas educativas
que muchos sistemas educativos han vivido en lo que va del presente siglo, y en
cuyo desarrollo se ha ido delimitando (o cambiando) las responsabilidades y
atribuciones de cada uno de los agentes educativos, quienes desarrollan algún
tipo de gestión en su labor educativa cotidiana.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
El proceso educativo es una actividad propia del ser
humano, desde que llegamos al mundo nos encontramos en un constante proceso de
aprendizaje que no se detiene a lo largo de toda nuestra vida, a menos que se
padezca alguna enfermedad que degenere nuestro sistema nervioso, en este sentido,
la humanidad ha ido desarrollando a lo largo de su historia como especie una
propia definición de lo que es necesario garantizar en las nuevas generaciones
para el bienestar colectivo, este acto social tiene un fuerte vínculo con la
política, pues “la política es el lugar donde acuden las diferentes ideologías
o intereses; don-de se debaten,
imponen o negocian
y, al final,
se decide” (Andere, 2023, p. 51).
De manera que la educación se convierte en un puente entre lo que ocurre en un
momento determinado de la historia humana y lo que se pretende ocurrirá en el
futuro, en una preparación anticipada por medio de las generaciones más
jóvenes.
El hablar de la educación tiene muchas aristas, una de
ellas que es relevante, tiene que ver con la manera en que el currículum se
desarrolla, con la forma en que se gestiona el proceso de enseñanza-aprendizaje
y todo lo que está relacionado con él, desde la planificación, la preparación
previa, la puesta en marcha, y por supuesto la evaluación de lo ocurrido, todo
ésto tiene un fuerte vínculo con el ámbito de la administración, del cual se
retoman elementos que contribuyen a dar un significado propio al término de
gestión dentro del ámbito educativo que es distinto del concepto en el área
administrativa. Este proceso de acercamiento entre ambas disciplinas, nace a
finales del siglo XIX cuando “el concepto de gestión había sido asociado con el
término administración dentro del ámbito empresarial, económico y de servicios.
Mientras que en el área educativa el que se utilizaba era administración. Más
adelante en el siglo XX comienza a denominarse gerencia educativa” (Chacón,
2014, p. 152). De forma que ambos conceptos se alejan, pero no se deslindan por
completo, pues el segundo tiene su génesis en el primero, pero al desarrollarse
en un ámbito distinto adquiere un sentido propio y diferente del que le dio
origen.
De manera que, “hablar del concepto de gestión relacionado
a la educación, es transitar desde la administración, para luego introducirse y
relacionarse directamente con la cultura que rodea a cada país, a cada pueblo,
a cada institución” (Portugal, 2013, p. 33). Así, la gestión en la educación
retoma los elementos particulares del contexto que tienen participación dentro
del proceso de enseñanza-aprendizaje, debido a que estos elementos aportan
características particulares y únicas a dicho proceso.
Aunado a lo anterior podemos retomar lo dicho por Cejas
(2009) en referencia a dos nociones relacionadas con la gestión en el ámbito
educativo, “una vinculada a la administración y otra vinculada al gobierno, a
la dirección, a la participación colectiva” (p. 216). Es precisamente en la
segunda donde intervienen los elementos que anteriormente se mencionaron,
especialmente por medio de dos agentes fundamentales en todo proceso educativo:
quien aprende y quien enseña, es decir, el docente y los discentes, quienes al
formar parte de un grupo social tienen características y rasgos que los
distinguen de otros, así como un bagaje cultural que no pueden abandonar al entrar
a un salón de clases.
A continuación, se dan a conocer los resultados obtenidos
de la búsqueda y revisión de las definiciones de los tres términos principales
que atienda este documento.
Gestión educativa
Partiendo de la distinción que se ha hecho entre la gestión
del ámbito administrativo, con la gestión en educación, podemos retomar las
palabras de Chacón (2014) “La gestión educativa es ante todo un sistema de
saberes o competencias para la acción, un sistema de prácticas” (p. 151). Todos
ellos relacionados con el ámbito educativo, se hace referencia aquí al
conocimiento pedagógico, filosófico, didáctico y práctico que los agentes
educativos poseen para el desempeño de su labor, de manera que esta se realice
de la mejor manera posible, atendiendo a la realidad en la cual se encuentran
inmersos. Los agentes que se mencionan, no sólo son los docentes, sino también
entran en este término los directivos, supervisores, jefes de sector y demás
autoridades educativas, así como los gobiernos y sus encargados del sector
educativo.
Por su parte, Cejas (2009) nos indica que la gestión
educativa “se enmarca dentro de un proceso de planificación estratégica y debe
tener una visión relacionada con el entorno” (p. 217). De manera que se rescata
el elemento contextual como una condicionante de la planificación que se
desarrolle del proceso educativo, sin embargo, lo anterior no siempre ocurre,
al menos no en los hechos, pues como nos dice Santos (1994) “una buena parte
del discurso oficial es puramente teórico. Decir que se pretende educar para la
libertad, para la participación, para la creatividad… no se aviene con lo que
sucede en realidad en las aulas” (p. 25). De manera que muchas veces los
gobiernos en sus políticas educativas dicen buscar dar respuesta a los retos
del entorno nacional sin que este discurso permee realmente en lo que ocurre al
interior de las instituciones educativas.
Tal como dice Candela (2022), sin importar cuántos cambios
decrete en el papel nuestro gobierno, las raíces de la educación solo podrán
cambiarse mediante el convencimiento de quienes participan en ella, en este
sentido, la gestión educativa tiene un campo de acción mucho más general, y se
ve limitado en su alcance por la participación (o resistencia) de quienes
forman parte del Sistema Educativo donde se desarrolle la política educativa
gubernamental.
Regresando a Chacón (2014), es importante mencionar que la
disciplina que existe en torno a la gestión educativa es relativamente nueva,
su génesis viene de la década de los 70’s en el Reino Unido y en Latinoamérica
en la de los 80’s, sin embargo, ha existido un enorme progreso en el
conocimiento disciplinar de este término, relacionado especialmente con la
manera de concebir la acción humana, los procesos sociales y el papel de los
individuos al interior de ellos.
Un ejemplo notable del progreso que ha existido en la
manera en que el desarrollo de la gestión educativa atiende los procesos
sociales e históricos lo podemos encontrar en lo ocurrido durante la Pandemia
de COVID-19 que en años pasados vivimos a nivel mundial, tal como el estudio
realizado por Carro y Lima (2022), acerca de la gestión educativa de los
colectivos escolares en México durante dicho periodo, estos autores nos dicen
que este proceso “muestra cambios constantes y vertiginosos, las instituciones
educativas se ven en la necesidad de efectuar replanteamientos en su forma de
trabajo, cuestionando sus finalidades, alcances y organización” (p. 397). En
este sentido, el contexto histórico y social impulsa cambios que resultan en
determinados escenarios como lo fue la Pandemia mundial que vivimos, además de
necesarios, urgentes
Dichos cambios por parte de las autoridades educativas
federales han sido en muchas ocasiones poner en manos de las instituciones
educativas la responsabilidad de tomar decisiones acerca de cómo efectuar mejor
su labor dentro del Sistema Educativo Nacional, desde esta perspectiva la
gestión educativa habrá de entenderse como “un componente esencial para lograr
la calidad educativa ya que se encarga de planificar, organizar, dirigir y
controlar las actividades educativas en los centros educativos” (Chávez, 2023,
p. 16). Siendo ajustado siempre por lo que ocurre en el ámbito social,
político, económico y cultural del país en cuestión, y también de lo que vaya
ocurriendo a nivel mundial.
Además de los anterior, hay que decir que la gestión
educativa desde su propio origen ha estado ligada a factores económicos, y
hasta el día de hoy no se ha podido desligar de ellos, Rico (2016) nos dice lo
anterior se debe principalmente a dos factores, por un lado, tal como se ha
mencionado previamente, “transformaciones socio-económicas que generan nuevas
alternativas y enfoques dentro del campo escolar” (p. 59). Lo cual nos indica
que todo proceso de cambio en la sociedad tiene una consecuencia en el ámbito
educativo, incluso aquellos de orden económico. Por el otro lado, otro factor
es la “inmersión de la sociedad de consumo, que, bajo criterios estrictamente
neoliberales, ha ocasionado que la educación como bien público sea controlado
por la dinámica del mercado” (p. 59). Lo
que significa a nivel mundial se pone énfasis en la intención de generar
riqueza por medio de la educación, aunque significa deshumanizarla y vincularla
a procesos más cercanos al ámbito empresarial que pedagógico.
Es importante evidenciar la fuerte relación que existe
entre la gestión educativa y la gestión escolar, dado que la segunda
corresponde a un nivel de concreción particular de lo que la primera pone de
manifiesto como propósitos educativos, en el marco de las instituciones
educativas.
Gestión escolar
Dentro del ámbito de la gestión escolar hay que recordar
que la gestión “hoy va mucho más allá de la mera ejecución de instrucciones que
vienen del centro. Las personas tienen responsabilidades de conducción,
planificar y ejecutar el plan. El concepto gestión, connota tanto las acciones
de planificar como las de administrar” (Casassus, 2000, p. 6). De manera que se
reconoce la importancia que tienen las autoridades educativas en dicho proceso,
pues en sus manos se encuentra la toma de decisión que habrá de llevar a la
acción lo que se pretende desde un plan de estudio o desde un programa de
política pública.
Partiendo de lo anterior, podemos retomar las palabras de
Schmelkes del Valle (2016) cuando nos dice que la gestión escolar “se construye
en un entorno multidimensional y otorga a la escuela la responsabilidad de
hacer lo posible para satisfacer las necesidades de aprendizaje de los alumnos”
(p. 92).Pues da un énfasis a la capacidad de acción desde lo local para la
mejora de los procesos educativos, esta definición no se encuentra alejada de
lo que nos indica Loera (2003) con relación al mismo término, definiéndola como
el conjunto de acciones que realizan los distintos actores de la comunidad
educativa, incluyendo no solo a docentes y directivos, sino también a padres de
familia e incluso estudiantes, para lograr el objetivo central de la
institución de la cual forman parte, el logro de aprendizajes en los educandos.
Por lo anterior, podemos decir que la principal distinción
que hay entre el concepto de gestión escolar y el de gestión educativa se
encuentra en el énfasis que el primero pone en lo local, en el ámbito de las
atribuciones propias de quienes integran una comunidad educativa, tal como nos
lo dice Rodríguez (2000), la gestión escolar comprende la “estructura
organizativa y relaciones entre las personas que desempeñan las funciones,
cantidad de personal directivo, docente y de servicios. Relaciones de
coordinación y subordinación, procedimientos de comunicación. Modos de
desarrollo de las funciones de planificación, actualización, supervisión,
evaluación” (p. 42). De manera particular en un contexto institucional
determinado y sujeto a un entorno que le aporta elementos cuya consideración es
indispensable para el buen logro de los objetivos de enseñanza-aprendizaje.
Dado que “la realidad de los centros queda configurada por
factores externos e internos que interactúan entre sí potenciándose o
condicionándose” (Gairín, 1999, p. 393). La gestión escolar adquiere una enorme
relevancia en la mediación que puede darse entre lo que ocurre dentro y fuera
de la institución educativa, es decir, por medio de una gestión apropiada ambos
polos podrán interactuar de mejor manera y coadyuvarán en el logro de mejores
procesos que permitan a los educandos alcanzar mayores aprendizajes, lo
anterior a través de lo que el propio Gairín (1999) denomina estrategias,
entendidas como “el conjunto de decisiones y acciones fundamentadas relativas a
la elección de medios y la articulación de recursos con miras a lograr un
objetivo” (p. 395). Todo lo cual está íntimamente relacionado con la
planificación, pero que supera el término más básico de ella, pues considera no
sólo lo que se posee como institución sino también lo que el entorno puede
ofrecer.
En consideración a lo dicho anteriormente, no podemos negar
que mucho de lo que ocurra en la gestión escolar de una institución educativa
será responsabilidad inmediata del directivo que esté al frente de ella,
Carrillo (2008) nos dice al respecto, que el “buen administrador educativo
tendrá en cuenta dentro de su gestión escolar la importancia de las relaciones
pedagógicas, teniendo la habilidad de evidenciar dónde se encuentran los nudos
de tensión y los problemas de una institución para buscar así la mejor
solución” (p. 10). Y bien podríamos
sustituir el término administrador educativo por el de gestor escolar, para dar
cuenta de que dicha función posee las características enunciadas previamente.
Un ejemplo de la manera en que la apropiada gestión escolar
puede contribuir al logro de mejores resultados educativos en el marco de una
institución lo podemos encontrar en el estudio realizado por Amador (2022),
quien analizó cómo la función directiva puede contribuir a alcanzar una
educación inclusiva en las escuelas de educación secundaria venezolanas, en opinión de la autora, “la labor del
director gestor se entiende como un conjunto de principios que se corresponden
con la misión y visión que ha previsto la institución para elevar su productividad
y sustentabilidad social” (p. 66). Es decir, la gestión escolar siempre toma en
consideración la imagen institucional que se pretende avalar, mantener, cambiar
o mejorar con la finalidad de que la mejora de los procesos al interior de la
institución educativa se encamine hacia dichos propósitos a largo plazo.
En opinión de Chávez (2023), dado que la gestión escolar
“desempeña un papel fundamental en la búsqueda de la calidad educativa, ya que
influye directamente en el funcionamiento de una institución educativa y, por
ende, en el aprendizaje de los estudiantes” (p. 19). Tal como se mencionó
previamente, no debemos olvidar la importancia que tiene un apropiado liderazgo
en la función directiva en este proceso, pues “un liderazgo efectivo implica
establecer una visión educativa clara y alinear a todo el personal en la
búsqueda de metas educativas específicas” (p. 19). Dando también un grado de
participación a los docentes frente a grupo en el esfuerzo institucional para
el logro de dichos objetivos.
Retomando nuevamente a Schmelkes del Valle (2016), quien
conoce bien la situación educativa en México, podemos rescatar dos elementos
que a su consideración necesarios para el fortalecimiento de la gestión escolar
en las instituciones, por un lado incentivar la descentralización
administrativa, financiera, técnica y política de los centros educativos para
darles mayor flexibilidad, y por el otro el fortalecimiento de las atribuciones
que posee el personal directivo, docente, asesores técnico-pedagógicos y
supervisores para que puedan contribuir al logro de los proyectos que gestionen
las escuelas.
En este sentido, el siguiente nivel de concreción
corresponde a la gestión pedagógica que realizan los docentes frente a grupo,
quienes tienen una relación directa con los estudiantes y padres de familia,
pero también con los directivos y con otras autoridades educativas y con otro
personal de su institución educativa.
Gestión pedagógica.
Además de los dos conceptos anteriormente descritos, existe
un tercero del cual también es importante establecer algunas características,
se trata de la denominada gestión pedagógica. Aunque resulta complejo
distanciarla de los conceptos anteriores, existen autores que la incardinan al
desempeño docente, Rubio Vargas et al (2018) nos dicen que este término es el
“proceso de toma de decisiones a nivel del profesor que está muy ligada a la
gestión institucional y las acciones a este nivel. Requiere organizar,
planificar regular y controlar el proceso formativo desde la interacción del
colectivo pedagógico” (p. 93). En este sentido la gestión pedagógica abarcaría
específicamente los procesos que el docente tiene a cargo dentro de su aula, y
la relación que puede tener con sus pares, es decir, posee una especificidad
mucho mayor que la gestión escolar, y se aboca a todo lo concerniente al
proceso de enseñanza aprendizaje que está en manos del docente.
Bajo estos términos, se puede afirmar que “una adecuada
gestión pedagógica docente favorece el logro de los aprendizajes y la adquisión
de capacidades y competencias necesarias en los estudiantes, los cuáles se
evidenciaran en su desempeño académico y futuro desarrollo profesional” (De la
Cruz, 2017, p. 325). Y es aquí donde se encuentra el último eslabón en la
cadena de toma de decisiones que va desde lo que las autoridades educativas a
nivel nacional indican hasta lo que cada uno de los maestros frente a grupo
determina como parte de su labor, aunque todos caminan hacia el objetivo final
de lograr mejores aprendizajes, el docente es quien puede observar de primera
mano si este propósito se cumple o hace falta modificar elementos en el proceso
de enseñanza con el fin de coadyuvar de mejor manera al aprendizaje estudiantil.
En este mismo sentido no podemos negar que “la calidad de
las escuelas, es en gran medida, la de sus profesores” (Yáñez, 2022, p.
28). Y que dicha calidad habrá de
repercutir sin duda alguna en los resultados obtenidos por los estudiantes que
sean atendidos al interior de las instituciones educativas. Tal como nos dice
Ma. Antonia Casanova (2022), “se necesitan docentes que implementen nuevas
estrategias metodológicas y modelos de evaluación coherentes con ellas y con la
atención a la diversidad que exige una sociedad democrática” (p. 11). Es decir,
se requieren docentes que desarrollen una gestión pedagógica que sea pertinente
con los tiempos actuales, y con los retos que como sociedad enfrentamos en
nuestro presente y enfrentaremos en el futuro.
En el ejercicio docente, por lo tanto, habrá de ser
necesario también un sentido de liderazgo, que en opinión de Mendoza (2022),
“es trascendental e importante en el desarrollo de la institución como
organización; la carencia y la no ejecución correcta del liderazgo apropiado en
la escuela puede generar inconvenientes para lograr alcanzar las metas y
objetivos deseados” (p. 155). Dado que el liderazgo docente complementa lo
realizado por el directivo, y contribuye al cumplimiento de los acuerdos
tomados en el colectivo escolar.
Por su parte Mendoza y Bolívar (2016) nos dicen que “en la
gestión pedagógica intervienen el conocimiento, la acción, los principios
éticos, la política (…), orientados al mejoramiento continuo de las prácticas
educativas” (p. 44). Por lo que no se encuentra alejada de los conceptos que
anteriormente se detallaron, sino que reconoce la importancia que tienen los
docentes en el logro de los objetivos de aprendizaje, además, estos autores nos
indican que la gestión pedagógica cuenta con dos características, se trata de
un proceso con carácter integral y sistémico, es decir, considera una
multiplicidad de factores en su desarrollo y lo hace de manera coordinada con
otros miembros del colectivo del que forma parte.
Un ejemplo de la importancia que tiene la gestión
pedagógica dentro del Sistema Educativo, lo encontramos en el estudio realizado
por Mendoza (2022), quien revisa la importancia que tiene el liderazgo
educativo en el ejercicio docente, en palabras de este autor, “el liderazgo del
maestro y lo que representa ante su entorno escolar es trascendental, es decir,
el ser docente debe permitirle vivir, ser un ejemplo y modelo a seguir en el
entorno que le rodea” (p. 161). Y es que solo por medio de este ideal, se hace
posible el compromiso por parte del docente para con sus estudiantes, y para
con su comunidad, dado que “la gestión pedagógica de calidad requiere docentes
en permanente crecimiento profesional, aplicando enfoques didácticos
innovadores y centrados en el aprendizaje de sus estudiantes” (Chávez, 2023, p.
22). Lo cual solo es posible si el docente se siente parte de una comunidad
educativa, y si dicho vínculo le impulsa a desarrollar su labor cada vez de
mejor manera, atendiendo siempre como prioridad la realidad social, cultural, económica
y política de la que, junto a sus estudiantes, forma parte.
Abonando al sentido de pertinencia que debe poseer la
gestión pedagógica de los educadores hoy en día, es necesario añadir un
concepto que puede ayudar a lograr este cometido, en palabras de Schmelkes del
Valle (2023), la actividad docente habrá de desarrollarse con justicia
epistémica, es decir, la gestión pedagógica habrá de “reconocer el valor de
otros conocimientos y otras formas de conocer y darle sentido al aprendizaje de
quienes los representan, pero también abrir las mentes y los corazones a otras
maneras de ver el mundo” (p. 48). Ya que las sociedades democráticas se
reconocen como sociedades diversas, la justifica epistémica puede contribuir a
que ninguno se sienta ajeno ni extraño dentro de la sociedad de la que forma
parte.
CONCLUSIONES
Con todo lo anteriormente dicho se puede observar que sí es
posible hace una distinción entre los tres conceptos que están relacionados con
la gestión en la educación, de manera que pueden explicarse desde un enfoque
más general a uno más particular, sin que esto signifique una separación
completa de cada uno de ellos, pues al formar parte de una misma disciplina se
encuentran íntimamente ligados y sus fronteras no son completamente claras, lo
que habrá de cambiar en la medida que se analicen y se investiga más acerca de
cada uno de ellos.
Es importante que cada miembro del Sistema Educativo tome
con responsabilidad y creatividad las labores que le son propias de acuerdo a
la función que realice, dado que en sus manos se encuentra el futuro de la
sociedad de la que forma parte y de toda la humanidad, ya que “la inequidad
educativa es el principal problema de nuestra educación y el mayor desafío a
superar para avanzar en el propósito de lograr que la educación sea el vehículo
por excelencia para alcanzar bienestar universal y justicia social” (Schmelkes
del Valle, 2023, p. 17).
Una apropiada gestión educativa por parte de los gobiernos y
de las diferentes autoridades educativas puede contribuir con el
establecimiento de los parámetros y objetivos a perseguir en la búsqueda de
soluciones a la gran problemática que como sociedades enfrentamos, pues hoy más
que nunca en nuestras sociedades “existe la necesidad de contar con una
política educativa visionaria basada en la cooperación y que considere los
contextos diferenciados” (Carro y Lima, 2022, p. 399). Así mismo, una gestión
escolar realizada por los directivos con un enfoque que no ignore las
características del contexto donde se encuentre la institución educativa a su
cargo puede ayudar a focalizar los esfuerzos y a hacer un uso más responsable y
adecuado de los recursos, tanto humanos como materiales, con los que cuentan
las escuelas para lograr contribuir a una mayor alcance de los propósitos
propuestos, siendo indispensable que “los directivos estudien anticipadamente sus objetivos y acciones y
sustenten sus actos no en corazonadas sino en algún método, plan o lógica” (Amador,
2022, p. 70).
Finalmente, si los educadores realizan una gestión
pedagógica que sea pertinente y que no haga caso omiso de lo que se pretende
lograr por medio de la educación, estarán contribuyendo desde su quehacer
diario a la construcción de una mejor sociedad, para todas y todos, pero
especialmente para los estudiantes que tengan bajo su responsabilidad como un
buen líder educativo, el cual “debe poseer buenos valores, cualidades y grandes
atributos, éste debe ser un ejemplo a seguir y siempre debe estar en la búsqueda
del fortalecimiento y mejora” (Mendoza, 2022, p. 159). En este sentido, todos
los miembros del Sistema Educativo pueden contribuir desde sus propias labores
y atribuciones a la construcción de una sociedad que sea cada vez más humana y
equitativa, y en la que podamos todas y todos disfrutar de los derechos y las
garantías que son inherentes a nuestra dignidad humana.
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